La edición digital en Rusia. Entrevista con Natalia Erokhina (ABBYY)

06/11/2012 / Octavio Kulesz

La industria de las publicaciones electrónicas en Rusia presenta un futuro prometedor. A pesar de que son pocas las noticias que llegan a Occidente en lo que respecta al gigante euroasiático, un estudio detenido muestra que este país cuenta con una poderosísima industria tecnológica, un Estado sumamente activo y una de las tasas de alfabetización más altas del mundo, todos factores que contribuirán al crecimiento de la edición digital. Para analizar la situación actual de la edición electrónica rusa, hemos entrevistado a Natalia Erokhina, de la empresa ABBYY.

1. ¿Podrías describir brevemente tu trayectoria y la de ABBYY?

Estudié en la Universidad Estatal Rusa para las Humanidades y me gradué en inteligencia artificial –una especialización que combina dos áreas de conocimiento: programación de software y lingüística. A lo largo de los últimos 10 años trabajé en diferentes compañías de software y de alta tecnología rusas. Actualmente me desempeño como gerente de desarrollo de mercados para Latinoamérica en ABBYY –una empresa líder en reconocimiento de texto, captura de datos y tecnologías lingüísticas.

Entre los productos de ABBYY figuran aplicaciones para reconocimiento y conversión de documentos (FineReader y PDF Transformer), programas de captura de datos para el procesamiento de formularios, documentos semi-estructurados y desestructurados (FlexiCapture and FormReader), todos programas que ofrecen un buen panorama de las tecnologías de reconocimiento de ABBYY, su línea Lingvo de diccionarios electrónicos y otros productos lingüísticos. La compañía constituye uno de los centros globales más destacados en lo que refiere a inteligencia artificial y reconocimiento de documentos. ABBYY también cuenta con su propia editorial, ABBYY Press, y con una agencia de soluciones lingüísticas, ABBYY Language Services.

2. ¿Cuáles son los principales actores de la edición digital rusa?

El mercado de la edición digital en Rusia es relativamente joven y todavía se encuentra en estado de desarrollo. La demanda de contenido digital crece y, de acuerdo con las estimaciones de los expertos, la venta de e-books se duplica año a año.

Por lo que veo, existe la percepción de que el mercado está cambiando. Las tecnologías de la información evolucionan sin pausa, lo que lleva a las editoriales grandes y medianas a implementar proyectos propios y a trabajar en sus estrategias digitales.

El mercado de las publicaciones electrónicas está constituido principalmente por las editoriales que lanzan proyectos nuevos o intensifican sus iniciativas digitales anteriores (EksmoProsvescheniyeDrofaAST Press), así como por distribuidores digitales de gran envergadura (en primer lugar LitRes, luego WexlerOzon). En alguna medida, ABBYY también podría ser considerada una compañía de esta clase.

3. ¿Cómo es la actitud general de los editores rusos respecto de la era digital?

La industria editorial suele ser conservadora. Sin embargo, con la llegada de la era de informatización total, este sector también ha tenido que adaptarse a las tendencias contemporáneas. Creo que, a fin de cuentas, las editoriales rusas comprenden que éstos son tiempos de transformaciones considerables y que la manera de ofrecer contenidos ha cambiado. Los líderes del mercado ya están moviéndose activamente en la arena digital, pero diría que la mayoría aún se halla tanteando el camino.

Lo cierto es que la preparación de publicaciones electrónicas de calidad requiere de recursos financieros e inversión. El desarrollo de estos procesos incluye múltiples etapas: requerimientos técnicos, revisión y reestructuración de contenidos, diseño de interfases, programación, testeos, etc. Además, la gran variedad de plataformas (Windows, Mac OS, Android, iOS, etc.) implica que se necesitan adaptaciones técnicas adicionales que en algunos casos duplican los costos. Claramente, las nuevas herramientas de edición ayudan a agilizar el proceso, pero su implementación también exige invertir en capacitación. Por otro lado, el desarrollo de un producto digital aislado no alcanza: en efecto, el proceso de publicación también demanda una buena estrategia de distribución, un punto muy intensivo en recursos humanos. Esto incluye un trabajo diario de promoción, gestión de reseñas de clientes, actualizaciones técnicas y análisis dinámicos de resultados de ventas, políticas de precios, así como la puesta en práctica de canales de comercialización eficaces.

Por consiguiente, los editores deben enfrentarse o bien a un cambio radical de sus modelos de negocios (y a la creación de sus propios departamentos de software y de ventas), o bien a encontrar un socio tecnológico que cubrirá esta parte del proceso.

En Rusia, las principales editoriales están intentando ahora de las dos formas a la vez (por ejemplo, AST Press y Drofa trabajan con socios en determinadas áreas, al tiempo que desarrollan sus propios proyectos digitales). Sin embargo, la solución más aceptada es la cooperación mutua entre editoriales y compañías de software que ofrecen apoyo en la creación de contenido electrónico (como por ejemplo ABBYY) y otras empresas especializadas en distribución digital (como Litres –54%–, Wexler, Ozon y también ABBYY).

4. ¿Podrías decir que lo digital aumenta su presencia entre los lectores?

Por supuesto. Los lectores rusos se acostumbran cada vez más a leer sobre dispositivos portátiles. De acuerdo con SmartMarketing, el volumen total de e-readers se multiplicó por 3 comparado con 2010. Los analistas explican que este mercado ya atravesó su juventud y ha pasado a alcanzar un crecimiento sostenido. Son también interesantes los resultados obtenidos por el equipo del sitio RBC (Russian Business Consulting): de acuerdo con sus investigaciones, un 53,1% de la audiencia del portal (compuesta mayoritariamente por jóvenes y hombres de negocios) utiliza e-readers para leer libros.

Las marcas más populares son PocketBook, Sony, Wexler y Onyx. Sin embargo, de acuerdo con diversas estimaciones, las vía de acceso más generalizadas al contenido electrónico en Rusia siguen siendo la PC y los smartphones. Por otra parte, la venta de tablets también está creciendo: los expertos coinciden en que en un futuro cercano los e-readers serán reemplazados por versiones multifuncionales. La opinión corriente es que las publicaciones electrónicas deberían contribuir a desarrollar la cultura lectora en Rusia, debido a que permiten un acceso mucho más directo y económico al contenido, no sólo para los habitantes de Moscú y San Petersburgo sino para los habitantes de todas las provincias rusas, como por ejemplo Siberia o el lejano este del país.

5. La piratería retorna una y otra vez en los debates sobre edición digital. ¿Cómo ves este fenómeno en Rusia?

La piratería constituye en efecto uno de los tópicos más críticos en Rusia, tal como también ocurre en otros países. Las editoriales pierden millones de dólares cada año a causa del número gigantesco de descargas ilegales. Al mismo tiempo, la falta de legislación adecuada respecto de la edición electrónica explica la permanencia de tantos jugadores ilegales en el mercado ruso.

Por cierto, en el campo del contenido legal, los mayores proveedores son LitRes, ElknigaBookee.

La ley anti-piratería de Rusia es, por una parte, relativamente estricta, pues implica responsabilidad individual. Sin embargo, su aplicación en la práctica es mucho más complicada. Así, las grandes tiendas y los editores deben enfrentar el fenómeno de las publicaciones ilegales por sus propios medios, al punto que algunos han intentado convertir la oferta ilegal en legal.

En mi opinión, el problema de la piratería podría resolverse en parte no sólo mejorando los sistemas de protección, sino ofreciendo contenidos de calidad a precios accesibles. Todos sabemos que los libros pirateados que se encuentran en la web suelen contener errores, símbolos mal interpretados, etc. Así, hasta cierto punto, para los usuarios sería mucho más sencillo comprar un libro legal en una tienda confiable, si el precio no resulta prohibitivo.

A modo de comparación, en Occidente el precio de un e-book oscila entre los 10 y los 15 dólares, mientras que en Rusia se ubica cerca de los 3 dólares. Varios expertos indican también que la industria editorial rusa no está proporcionando suficientes contenidos a los lectores. Por ejemplo, LitRes posee unos 50.000 títulos, mientras que el principal sitio de textos ilegales en ruso, Lib.rus.ec, alcanza la cifra de 200.000 (para más información, recomiendo visitar el artículo de Vladimir Kharitonov: “Steps into the Digital Future”).

6. ¿Cuál será el impacto de los e-books y otras herramientas digitales en Rusia? ¿Ves alguna oportunidad en particular? ¿Y qué hay de los desafíos?

Considero que el desarrollo de la industria del e-book ofrecerá a los diferentes estratos de la sociedad rusa –tanto en Moscú como en San Petersburgo y otras regiones– la oportunidad de leer más. Con la expansión de Internet, las regiones más distantes del país tendrán acceso a la misma calidad y cantidad de libros que las regiones centrales, lo que contribuirá en gran medida a formentar la cultura lectora en todo el territorio y a elevar el nivel general de la educación. En el mundo impreso, es difícil encontrar variedad, pero en electrónico podemos acceder y descargar textos de un modo muy sencillo. Los estudiantes ya están aprovechando esta ventaja.

Asimismo, el tema de los materiales electrónicos se está debatiendo activamente en la industria educativa rusa. Si estas discusiones toman la forma de proyecto gubernamental, lo más probable es que la iniciativa reciba fondos, lo cual estimula el negocio editorial.

Ahora bien, entre los mayores los desafíos para el surgimiento de un mercado de e-books en Rusia figura la dificultad de encontrar modelos de negocio claros para la venta de contenidos. Actualmente, existen 3 variantes: venta de e-books como archivos, modelos de suscripción y aplicaciones multimedia. El problema es que los procesos de compra son un poco más complicados que en EEUU, ya que la infraestructura basada en la conexión entre e-readers y tiendas online se halla aún en una etapa de desarrollo.

Otro tema es que, por un lado, el público ruso no está demasiado acostumbrado a la idea de comprar contenido lega (como sí ocurre en EEUU), y por el otro los métodos de pago (tarjetas de crédito, por ejemplo) apenas se han masificado en los últimos años. Esto lleva, entonces, al flagelo de la piratería, sumado a los problemas técnicos de procesamiento de pagos.

Octavio Kulesz

El autor

Octavio Kulesz is an Argentinian digital publisher and philosopher. In 2007 he founded Teseo, one of the first e-book publishing houses in Latin America. He is the author of the report “Digital Publishing in Developing Countries” (commissioned in 2011 by the Prince Claus Fund and the International Alliance of Independent Publishers), and a Unesco expert on the 2005 Convention.