El 11 de noviembre de 2012, India presentó la versión 2 de su tableta Aakash. El dispositivo cuenta con un procesador de 1GHz, 512 MB de RAM y una pantalla de 7 pulgadas. Una de las características más impresionantes del Aakash es su bajo costo: el estado indio pagará 41 dólares por cada aparato, mientras que los estudiantes podrán adquirirlo al precio subsidiado de 21 dólares. La escala de producción promete ser gigantesca: al menos 220 millones de tabletas serán entregadas en los próximos 5 años. A pesar de las dificultades enfrentadas por su primera versión, el Aakash se convertirá sin duda en una plataforma clave de lectura digital en los países en desarrollo. A fin de discutir y explorar estos temas, hemos conversado con Vinutha Mallya. Vinutha es actualmente consultora de Mapin Publishing y colaboradora frecuente de Publishing Perspectives. También se desempeña como miembro visitante del curso National Book Trust en India y como asesora de la conferencia anual Publishing Next.
2) El gobierno indio recientemente lanzó el modelo Aakash-2, y las cifras son realmente sorprendentes (220 millones de tabletas en los próximos 5 años). En tu opinión, ¿cuáles son las ventajas y desventajas del proyecto?
Indudablemente, se trata de un proyecto ambicioso. Si se implementa bien, tiene el potencial de revolucionar la distribución de contenido educativo en el país. También facilitará el acceso a los nativos digitales (que son muchos en India) y los estimulará a participar en la producción y consumo de contenido elaborado gracias a la tecnología.
2) ¿Y respecto de los desafíos?
Los desafíos son numerosos, especialmente cuando se trata de iniciativas de semejante escala. Aparte de la corrupción –que frecuentemente aparece en las etapas de implementación–, en ocasiones los proyectos de estas características dependen demasiado de las personas que los idearon. Así, cuando ese individuo se retira de la función, el proyecto corre severos riesgos.
Pero tenemos un antecedente que puede mostrarnos el camino: el proyecto C-DOT, que desde su implementación en 1984 abrió rápidamente las puertas a las telecomunicaciones en todo el país. La red de telefonía llegó a cada pueblo en el lapso de una década. Gracias al trabajo realizado en C-DOT, todos los proyectos actuales relacionados con tecnologías de la información y la comunicación para el desarrollo se han visto fortalecidos.
Con respecto al dispositivo en sí: aún está por verse si los problemas tecnológicos y de batería señalados en el Aakash-1 han sido resueltos en el Aakash-2.
De todas formas, dado que su uso principal se vincula con actividades de aprendizaje en el aula, será el abordaje pedagógico enfocado a tecnologías lo que determinará su éxito. Ahora bien, esto constituye un desafío adicional, pues la conectividad en las áreas no urbanas es aún un sueño: desde la presencia de instituciones, hasta la existencia de medios de transporte, centros con Internet y profesores que manejen bien los dispositivos. El proyecto Aakash-2 es bien consciente de estas dificultades y ha comenzado a utilizar el dipositivo para capacitar a profesores de universidades de Ingeniería.
Mi mayor preocupación es que sean los estudiantes de ciencias y disciplinas tecnológicas los que reciban un tratamiento prioritario, por sobre los alumnos de artes y humanidades (como ocurre con todos los recursos educativos en India): para el momento en que el dispositivo llegue a manos de estos últimos, habremos perdido mucho tiempo.
Y aquí debo agregar otro desafío, quizás el más importante: la necesidad de contar con contenidos en lenguas de la India que estén bien adaptados al dispositivo. No estoy segura de cuán preparado está el Aakash para albergar esta clase de material. Tendremos que esperar y ver.
Muchos colegas indios que trabajan en educación y en el campo de los contenidos se muestran escépticos cada vez que el gobierno anuncia estas iniciativas impactantes, porque la implementación es casi siempre problemática. Los especialistas podrán reseñar las características técnicas del aparato, pero lo verdaderamente importante será analizar de qué manera y en cuánto tiempo llega a manos de su audiencia.
Vale la pena recordar que en el caso del Aakash, el gobierno no está involucrado directamente. Ha delegado esta responsabilidad en una institución nacional autónoma –primero el Instituto Tecnológico de Rajastán y ahora el de Bombay. Datawind es la compañía que sub-contratará para la fabricación de los dispositivos.
3) Con sus ventajas y desafíos, el Aakash significará sin duda un gran progreso en términos de ampliar la lectura digital. ¿Te parece que los editores indios están haciendo un esfuerzo para mantenerse actualizados en la era electrónica? ¿Qué consejos les darías?
Los editores indios están dispuestos a hacer el esfuerzo, eso es indudable. Ven que existe un potencial en los nuevos medios de distribución de contenidos y están muy atentos a ese mercado. El inconveniente reside en las fuertes inversiones que un pequeño editor necesita realizar para migrar a digital. Es más, muchos ni siquiera consiguen discernir exactamente en qué dirección deberían moverse.
Muchos editores optarán por seguir las tendencias marcadas por las compañías multinacionales cuyas sucursales locales tienen acceso a la tecnología desarrollada en Occidente, y la implementarán aquí. En mi opinión, lo que falta es un pensamiento que vaya “de abajo hacia arriba”. Por ese motivo, la vía elegida suele ser más imitativa que innovadora.
Mi consejo sería crear soluciones para las realidades locales, teniendo en mente la diversidad geográfica y cultural. Pero los editores deberían primero capacitarse y prestar más atención a todas las opciones disponibles. Por ejemplo, un software caro no siempre constituye la mejor respuesta, mientras que simple flujo de trabajo basado XML puede alcanzar para ingresar de manera exitosa en el mundo digital. Deberían también comprender la relación entre los dispositivos actuales y el contenido, para saber qué tipo de publicaciones encajan mejor en qué aparatos.
4) En los últimos meses, muchos grandes jugadores internacionales –como Amazon– han realizado sus propias incursiones en India. Sin embargo, en septiembre pasado el gobierno indio introdujo ciertas regulaciones referidas a las compañías de Internet globales. ¿Qué ocurrió exactamente? ¿Te parece que esto podría ser un obstáculo para el ingreso de estos actores?
Técnicamente, el gobierno indio no estableció las regulaciones ahora. El comercio minorista indio había permanecido cerrado a la inversión extranjera directa hasta que el gobierno liberalizó el sector en septiembre. Las marcas minoristas indias que habían sido creadas por grandes corporaciones locales formaron un poderoso lobby que aceleró los cambios. Amazon y Walmart también presionaron por la desregulación.
Tal vez debido a la fuerte oposición que esto produjo, el gobierno ha permitido sólo un porcentaje de inversión por parte de compañías internacionales en el rubro minorista. De modo que los inversores extranjeros que tratan de ingresar en el comercio minorista de marcas múltiples –como Walmart y Amazon– deberán aliarse con un socio indio. Walmart siguió este camino, uniendo fuerzas con Bharti. Amazon no parece interesado en aliarse con nadie. Este hecho, sumado a la ley según la cual este tipo de entidades no pueden involucrarse en comercio electrónico, aplasta las esperanzas de Amazon de hacer negocios aquí, ya que el comercio electrónico se haya en el corazón de su modelo. Seguramente el gobierno desregulará este sector en los próximos años. Pero por el momento, Amazon no puede establecerse en India. Deberá continuar con su sitio Junglee, que constituye un agregador online, pero no un vendedor directo.
Sobre si esto es un obstáculo o no, depende del punto de vista. Creo que cambios de semejante envergadura deben realizarse paso a paso, cuidando de la salud del país, en vez de ceder a la presión de grupos poderosos. Así, prefiero que los planes de los actores globales sean demorados, si esto permite que el público indio consiga adaptarse a los cambios. Por cierto, la empresa conformada por Bharti y Walmart ya está bajo la lupa de las autoridades, acusada de violar las normas de inversión extranjera directa.
5) India se ha convertido en un centro global de software. Pero además de ofrecer servicios informáticos, uno esperaría que India se transforme en un actor relevante en términos de contenidos, hardware y otros aspectos del ecosistema digital. ¿Cuál es tu mirada sobre este tema? ¿A qué lugar debería aspirar India en el largo plazo?
Desgraciadamente, hay que admitir que a pesar de que India se destaca por sus servicios informáticos, no se la conoce como productora de contenidos. Todavía importamos una enorme porción de nuestro contenido (en inglés, por supuesto), y en este sentido somos considerados por los editores extranjeros como simples consumidores, más que como productores. Para ocupar un lugar en el ecosistema de la edición digital internacional, India deberá producir contenido de calidad que pueda ser distribuido a escala planetaria.