El mundo árabe constituye una zona de enorme diversidad y dinamismo. Si bien es cierto que la lengua árabe funciona como principio integrador para toda la región, existen profundas diferencias culturales, económicas y políticas no sólo entre las diferentes naciones sino también al interior de cada país.
La edición digital no hace sino reflejar este juego de contrastes: en efecto, un editor de e-books libanés no ignora que tiene lectores potenciales en lugares geográficamente tan distantes como Marruecos, pero es también consciente de que para llegar a ellos deberá adaptar en parte sus contenidos y sus precios. Asimismo, un productor de apps para iPad basado en Egipto sabe que su público real se halla entre los sectores medios y altos de la pirámide social de su país, ya que las masas locales no disponen de esos dispositivos –aunque sí cuentan con teléfonos celulares.
Esta gran variedad ha derivado en un mercado digital heterogéneo y prometedor, tal como pudimos percibir en la edición 2012 de la Feria del Libro de Abu Dhabi. A continuación ofreceremos una síntesis de nuestras observaciones, fruto de numerosas entrevistas mantenidas tanto durante como después del evento, con protagonistas del comercio electrónico, productores de apps, agregadores digitales, editores tradicionales ystartups de Internet.
Agradecemos profundamente a Kitab y a los organizadores de la Feria del Libro de Abu Dhabi, en especial a Beatrice Stauffer, Irum Fawad, Claudia Kaiser y Ursula Holpp, por su ayuda y su generosidad.
El auge del comercio electrónico: progresos y desafíos
El comercio electrónico en la región árabe da muestras de un crecimiento acelerado, en particular en la zona del Golfo y en determinados países del Levante. Sitios como Nahel, Souq o Dubizzle adquieren niveles de popularidad inéditos, al tiempo que la confianza de los consumidores aumenta sostenidamente. La tendencia ha reforzado el protagonismo de empresas de logística como Aramex, fundada en 1982 por Fadi Ghandour. Esta firma –la primera del mundo árabe en cotizar en el NASDAQ– se ha convertido en un verdadero coloso del transporte y cuenta con diferentes soluciones para pequeñas empresas deseosas de hacer pie en el comercio electrónico.
(Foto: © Ricardo Costa, PublishNews)
En el caso de la venta online de libros, algunas tiendas llevan más de una década de expansión, tal como ocurre con Neelwafurat, fundada en Beirut en 1998. Si bien esta tienda, al igual que Amazon, comenzó vendiendo únicamente libros, actualmente ofrece una vasta gama de productos. Salah Chebaro, director de la compañía, reconoce los notables progresos realizados hasta el momento en comercio electrónico, aunque identifica un cierto número de desafíos todavía presentes en el mundo árabe:
En primer lugar, los costos de envío son demasiado altos. Otra cuestión son los pagos: la penetración de tarjetas de crédito no es muy alta; estamos buscando soluciones alternativas, como Western Union o transferencias bancarias. En tercer lugar, enfrentamos problemas de “supervisión” de los libros: en diferentes países de la región, los libros son controlados, aunque la situación ha mejorado; este tema está muy presente en Arabia Saudita –de donde proviene el 50% de nuestras órdenes de compra–. Sin embargo, últimamente hemos podido enviar libros “tabú” sin mayores problemas. [entrevista personal]
Apps para teléfonos, tablets y pizarras interactivas: un sector en plena ebullición
Las dificultades todavía existentes en la venta online de libros impresos –en particular las trabas logísticas– y las nuevas posibilidades ofrecidas por la tecnología han llevado a muchos actores a explorar con razonable éxito la distribución de contenidos puramente digitales, en forma de aplicaciones. Un ejemplo es el app de lectura iKitab, desarrollado por la misma Neelwafurat en 2011, que ya cuenta con 3000 títulos y apunta a usuarios de iPhone, iPad y Android.
También en la región del Levante, la editorial independiente Al Salwa –fundada en Amman en 1996–, lleva ya algunos años investigando las oportunidades de la nueva era. En 2009 dio sus primeros pasos en esta dirección, distribuyendo animaciones en CD que complementaban sus publicaciones impresas. Esas experimentaciones iniciales demostraron el extraordinario potencial de los contenidos electrónicos, tal como hoy advierte Salwa Shakhshir, responsable del proyecto:
Vendimos todo nuestro stock de CDs en muy poco tiempo. Fue en ese momento que advertimos que las personas estaban ávidas por todo contenido digital que fuera entretenido pero también beneficioso para sus hijos, en particular en lengua árabe. [entrevista personal]
A partir de allí, Al Salwa se alió a la compañía Media Plus –también jordana–, con el objetivo de producir aplicaciones para Android y dispositivos de Apple. Esta serie de libros/aplicaciones –inaugurada con el títuloAnything de Taghreed Najjar– ha logrado una notable aceptación entre los usuarios, en particular de Arabia Saudita.
Existen más casos exitosos surgidos de la alianza entre una editorial y un proveedor de desarrollos interactivos. En 2011, la editorial libanesa Hachette-Antoine –una de las mayores de Medio Oriente– unió fuerzas con Promethean –líder global en soluciones educativas multimedia– para presentar “YAHALA!”, una poderosa herramienta pensada para la enseñanza del árabe como lengua extranjera. Emile Tyan, de Hachette-Antoine, señala un aspecto interesante del trabajo en conjunto entre editores y programadores:
Para nosotros, las pizarras interactivas son una inversión de largo plazo, tanto desde el punto de vista financiero como humano. En efecto, al tercerizar los aspectos tecnológicos, descubrimos que los desarrolladores aprenden al mismo tiempo que nosotros.
Es en la región del Golfo donde hallamos un mayor número de productores de aplicaciones para tabletas ysmartphones, sin duda porque allí se concentra el mayor poder adquisitivo del mundo árabe. La empresaFlagship Projects, localizada en Dubai, desarrolla contenidos multimedia desde 2000 y basa su modelo de negocio actual en la distribución de aplicaciones para iPad y iPhone. Entre sus principales apps se encuentraRufoof – “estanterías”, en árabe–, que ofrece textos en lengua local, muchos de los cuales se descargan gratuitamente. Tal como reconoce Shadi Hasan, director de Flagship, 50% de sus clientes viven en Arabia Saudita; el resto se halla en la zona del Golfo y en algunos países occidentales –en particular EEUU y Reino Unido, donde la comunidad arabófona es bastante nutrida.
Lejos del Golfo y del Levante, la empresa Sanabil Med, basada en Túnez, produce una gran cantidad de materiales educativos multimedia –desde contenidos para pizarras interactivas hasta apps para iPad y iPhone. Su directora, Sana Ghenima, subraya la importancia de diversificar mercados en el seno del mundo árabe:
Es gracias a la exportación que conseguimos desarrollar nuevos productos. El mercado tunecino es bastante pequeño. Nosotros consideramos a las regiones árabes como sub-regiones, de modo que preparamos nuestros productos con especificidades para el Magreb o para Medio Oriente. [entrevista personal]
Agregadores con modelos de suscripción: la necesidad de educar al mercado
Si los textos interactivos y las aplicaciones individuales muestran un dinamismo muy interesante, existen otros modelos de negocio igualmente promisorios. Nos referimos por ejemplo a la venta de colecciones completas de textos electrónicos, bajo la forma de suscripción. Creada en 2010, la empresa dubaití Al Manhales una de las primeras plataformas de distribución de contenidos digitales académicos en lengua árabe. Su amplio catálogo de e-books, informes, tesis y revistas científicas llega a las instituciones gracias a una activa red de 400 agentes.
Según explica Mohamad Al-Baghdadi, fundador de la compañía, existe un buen mercado para este tipo de material, tanto en países de la región como en EEUU, donde hay cientos de universidades. Sin embargo, gracias a su anterior paso por Ebrary y a sus más de 15 años de experiencia en el ámbito digital, Al-Baghdadies bien consciente de los desafíos que su proyecto tiene por delante:
Hay unas 400 o 500 revistas académicas activas en Medio Oriente, pero ninguna se vende. Una de las razones de esto es que no se han implementado formas eficientes y económicas para distribuirlas. En el fondo, los editores nunca han confiado en sus posibilidades de venderlas.
La estrategia llevada adelante por Al Manhal para superar estos obstáculos apuntaría a educar al mercado:
Quiero aumentar el nivel de transparencia de la industria editorial de Medio Oriente, porque creo que sería un beneficio para todos. Esto hará que cada uno sea más eficiente, que el dinero llegue a los autores, lo que podría resultar en un incentivo para escribir más y mejores libros; mejores libros significan mejores productos, más ventas… esto sería beneficioso para toda la cadena. Aunque educar y persuadir exige bastante tiempo. [entrevista personal]
El obstáculo permanente: la falta de contenidos en lengua local
Prácticamente todos los actores de la edición digital árabe coinciden en señalar la existencia de un círculo vicioso que atenta contra la nueva industria. La falta de contenidos electrónicos en lengua local limita las posibilidades de éxito de las plataformas autóctonas, al tiempo que fuerza al lector a conformarse con textos en otros idiomas, lo que a su vez provoca frustración y menos interés en los formatos digitales.
Al Baghdadi describe este fenómeno de forma elocuente:
Los únicos editores que proporcionan contenidos electrónicos son los occidentales. Esto implica que los editores de libros y revistas científicas árabes están perdiendo mercado, y ello no ocurre porque los productos occidentales sean de mejor calidad o resulten más relevantes; de hecho, en muchas ocasiones es más bien todo lo contrario. Pero el lector no tiene otras opciones.
Este problema se deriva en buena medida de causas técnicas. En concreto, tal como sintetizamos en elinforme de 2011, la edición electrónica en árabe ha enfrentado históricamente grandes obstáculos porcuestiones vinculadas con la tipografía. Sana Ghenima ofrece al respecto un diagnóstico dramático:
Para nosotros, los países árabes, la tecnología puso un freno al uso de la lengua local. El contenido en árabe, con su caligrafía, murió cuando la informática hizo su aparición en las técnicas digitales de impresión. Y una página web en árabe presenta una mediocridad extraordinaria, debido a la debilidad de las tipografías disponibles.
Si bien es cierto que el EPUB 3 ya resuelve algunas de las dificultades básicas de la escritura en lengua árabe sobre pantalla, en Magreb y Medio Oriente subsiste un gran desconcierto en el terreno de los formatos. Como observa Salah Chebaro:
Una cuestión crítica es que algunos editores están usando PDF, otros EPUB, y el resto ha creado sus propios formatos. De modo que estamos frente a una variedad enorme de respuestas y a una falta de estándares. [entrevista personal]
Para peor, hasta el momento, los jugadores globales –que suelen cumplir un rol clave a la hora de unificar la lógica de cualquier mercado– no han expresado mayor interés por la edición digital en lengua árabe. El caso de Amazon es bastante evidente: basta con observar el pobre alcance de la red de cobertura 3G del Kindle en la zona para advertir que el coloso estadounidense demuestra una indiferencia total hacia territorios tan vastos como el Magreb. La plataforma de auto-edición para Kindle directamente no admite textos en árabe, con lo cual se sobreentiende que el único plan que Amazon tiene proyectado para la región es distribuir textos en inglés o francés –al menos por ahora.
Según muchos actores, una vía de salida para este atolladero podría hallarse en la producción de dispositivos de lectura a escala local. Tal como señala Salah Chebaro:
Sería útil contar con un e-reader árabe. No todos pueden comprar un iPad, que aquí cuesta 650 dólares o más –y en algunos países, los salarios no superan los 100 dólares al mes. He leído sobre la respuesta de los indios a este problema: ellos están fabricando una tableta que se vende a tan sólo 40 dólares.[entrevista personal]
Con todo, Ramy Habeeb, pionero en la distribución de e-books en árabe y co-fundador del proyecto egipcioKotobarabia, se muestra escéptico y reafirma la hipótesis del círculo vicioso originado en la falta de contenido local:
Desarrollar un e-reader resulta muy caro y exige que algún jugador dotado de una buena billetera lidere el cambio. Desafortunadamente para nosotros, el mundo árabe está compuesto por numerosas naciones que para sobrevivir necesitan de una suma de esfuerzos armonizados. No sólo se trata de fabricar un e-reader. También hay que conseguir el contenido, lo cual exige muchísimas negociaciones en territorios muy diversos. [entrevista personal]
Los editores tradicionales: entre el desafío y la oportunidad
Del lado de los editores tradicionales, la actitud frente a la era digital suele ser de apatía o de aprensión. El espectro de la piratería, por ejemplo, reaparece una y otra vez en las discusiones y mantiene a muchos editores alejados de la experimentación electrónica. Esta reacción no hace sino empeorar las cosas, pues que agudiza la falta de contenidos en lengua local e intensifica la piratería, dando lugar a un nuevo callejón sin salida: 1) miedo a la piratería; 2) menos contenidos disponibles; 3) mayor piratería; 4) más miedo a la piratería, y así sucesivamente.
Sin embargo, a pesar de los múltiples desafíos –dificultades técnicas relacionadas con la lengua árabe, falta de un modelo de negocio claro, miedo a la piratería–, aún existen oportunidades para los editores. Comentábamos anteriormente el ejemplo de un sello como Al Salwa, que ha desarrollado aplicaciones exitosas. Es cierto que frecuentemente, por una cuestión de formato, los apps como tales permiten sortear los obstáculos ligados a la lengua, y en este sentido las editoriales infantiles, juveniles o educativas se encuentran bien posicionadas.
No obstante, también encontramos editores de ciencias sociales que, contra todos los pronósticos, experimentan en digital, con resultados interesantes. Samar Haddad dirige el sello Atlas, de Siria; en mayo de 2011 participó de un seminario de formación y debate sobre el libro digital, organizado en Túnez por laAlianza Internacional de Editores Independientes. Una simple presentación sobre las herramientas disponibles para construir un EPUB bastó para despertar en Samar la sensación de que detrás de la aparente complicación técnica se escondía una enorme oportunidad:
Después de aquel curso en Túnez, regresé a Damasco muy entusiasmada y con ansias de trabajar en el tema (…). Comencé a trabajar con una compañía siria llamada ePedia, para desarrollar lo que habíamos debatido en las jornadas de formación. Pero cuando les consulté sobre esto, el equipo de ePedia me respondió que era la primera vez que escuchaba hablar del tema. En realidad, sabían que existían los e-books, pero no tenían experiencia en su elaboración. Cuando les conté más, se alegraron mucho y exclamaron: “wow, esto es una línea completamente nueva, estamos muy aburridos de hacer siempre lo mismo y nos estás mostrando un camino diferente”. De modo que descargaron Calibre y comenzamos una investigación exhaustiva sobre dispositivos y formatos en lengua árabe. A los 3 días teníamos el e-book listo. Mi equipo ya aprendió cómo hacerlo, y podemos decir que tenemos el primer e-book de Siria. [entrevista personal]
La industria del libro árabe, abandonada a su suerte, corre el riesgo de caer en callejones sin salida como los que ya señalamos: si no se multiplican los contenidos digitales en lengua local, las plataformas y dispositivos autóctonos no despegarán, habrá poco interés en explorar nuevos modelos de negocio y a fin de cuentas aumentará el riesgo de la piratería. Tal como muestran las experiencias de Al Salwa y de Atlas, la respuesta a esos laberintos podrá surgir de las exploraciones conjuntas entre editores –de ciencias sociales, de infantiles, de literatura– y especialistas en tecnología. Los modelos de negocio todavía están por inventarse, pero el extraordinario dinamismo del sector IT en la región seguramente contribuirá a afianzar el nuevo ecosistema editorial.
Startups y plataformas de Internet: ¿fuente de energía para la futura industria de la edición digital?
Si se trata de alianzas con el sector tecnológico, los editores hallarán una fuente inagotable de innovación en el mundo de los startups de Internet. Desde el Magreb hasta el Levante, pasando por el Golfo, cada sub-región árabe demuestra una efervescencia notable en emprendimientos digitales: ArabNet, Wamda,Flat6Labs, Startup Weekend Dubai, Startup Weekend Abu Dhabi, Maghreb Startup Initiative, Wiki Start Upson apenas algunos ejemplos de eventos y sitios web dedicados al tema.
Muchos de estos emprendimientos nacidos de la web se consagran a temáticas vinculadas con la edición. Un caso que recientemente cobró notoriedad en los medios es Yamli, el sistema online de transliteración en árabe que habíamos reseñado en el estudio de 2011. En mayo de 2012, Yahoo! adquirió una licencia de Yamli, para integrarla con sus diferentes productos y así llegar de manera personalizada a los internautas del mundo árabe, como parte de una ambiciosa estrategia para la región.
Qordoba, proyecto dubaití creado por May Habib a fines de 2011, ofrece servicios de traducción y distribución de contenidos online. Esta plataforma se apoya en el trabajo de cientos de traductoresfreelance en más de 30 países. Según Habib,
El mundo árabe no está bien preparado para ofrecer contenido de calidad en lengua local ni software innovador para las audiencias globales. Queremos lograr mayor rapidez y mejores costos para alcanzar nuevos mercados.
Habib llega a reconocer que los emprendimientos digitales pueden significar un cambio en la forma de trabajar en una región caracterizada por grandes cambios económicos y políticos:
Creo que este modelo de trabajo será un factor clave en la creación de empleos en los próximos años, sobre todo en nuestra región. Una vez concluida la primavera árabe, habrá millones de jóvenes obligados a mirar más allá de la ayuda gubernamental, al momento de buscar seguridad económica.
La firma dirigida por Habib presentó en la Feria del Libro de Abu Dhabi su proyecto Qordoba Books, una plataforma bilingüe que permite a los usuarios convertir, editar y distribuir contenidos digitales. Al parecer, Qordoba Books ha efectuado importantes avances en la forma de presentar textos de derecha a izquierda, así como en la conversión a EPUB y en la aplicación de DRM –es decir, en las cuestiones que más preocupan a los editores tradicionales.
Asnad, plataforma ideada por el emprendedor marroquí Mohammed Sahli, se presentó en mayo de 2012. Su objetivo: contribuir a que los artistas árabes puedan vender sus creaciones online –libros, fotos, software, plantillas para sitios de Internet, entre otras posibilidades. Al ser interrogado sobre sus motivaciones personales, Sahli –quien no proviene de la edición tradicional sino del mundo web– ofrece una interesante justificación:
Durante muchos años quise publicar mis libros online, pero la infraestructura de e-commerce del mundo árabe todavía no estaba lista. Ahora ha mejorado considerablemente, y los usuarios de numerosos países de la región pueden comprar online de manera sencilla. En verdad, el problema que subsiste no es comprar, sino vender. De modo que decidí construir Asnad como una plataforma abierta para vender mis propios libros y para que otros pudieran hacer lo mismo con sus propias creaciones, a una audiencia localizada en diferentes países.
Un simple vistazo sobre los principales startups de Internet dedicados a temas de edición digital conduce a múltiples reflexiones. Por un lado, la originalidad de muchos de estos emprendimientos –casi siempre liderados por jóvenes– resulta muy prometedora. Sin embargo, es cada vez más notoria la falta de contacto entre los proyectos de Internet y las editoriales tradicionales. Tal como explicaba Sahli, un proyecto como Asnad se justifica porque actualmente no es sencillo vender contenidos online; ahora bien, si los autores no encuentran formas prácticas de ofrecer sus creaciones a través de la web, ello indica que las editoriales no están dando respuesta a esta fuerte necesidad.
Vale la pena observar que los puntos débiles de las editoriales tienden a coincidir con las fortalezas de las nuevas plataformas web –conversión a EPUB, transformación de textos en contenidos enriquecidos, distribución digital, etc.–, aunque también se cumple la inversa: las editoriales cuentan con un volumen significativo de contenidos, es decir con aquello que las plataformas web necesitan para escalar su negocio de manera acelerada. Así, la alianza entre editores y emprendedores web de la región podría resultar beneficiosa no sólo para ambos grupos, sino también –y especialmente– para autores y lectores.
Algunas reflexiones para el futuro
Tal como hemos intentado describir, la edición digital en el mundo árabe presenta rasgos sumamente variados. En primer lugar, en los últimos años se han producido avances significativos en el ámbito del e-commerce, lo que ha posibilitado la consolidación de diversas tiendas online, así como el surgimiento de empresas que producen apps y materiales interactivos. Algunas de estas compañías provienen del negocio tradicional y han logrado posicionarse gracias a alianzas con proveedores de software. Sin embargo, buena parte de las editoriales convencionales tienen dificultades para desplazarse en el mundo digital, lo que impide la incorporación de contenidos a las diferentes plataformas de distribución electrónica y termina retrasando la consolidación de la nueva industria.
Desde nuestra perspectiva, los diferentes círculos viciosos observados son apenas el reflejo de un ecosistema que aún no consigue afianzarse, y buena parte de los obstáculos podrían superarse si las distintas partes involucradas trabajaran más en red. Entre las iniciativas que se han realizado hasta ahora en el mundo árabe, valdría la pena insistir en 4 de ellas:
- Formación. Las diversas experiencias de capacitación llevadas adelante en la región muestran, en todos los casos, que la formación de los editores juega un rol decisivo. En efecto, una capacitación adecuada aumenta la confianza y promueve la experimentación. Entre los temas más urgentes se encuentran: conversión a EPUB; creación de apps; estudio de contratos de edición y distribución electrónica; modelos de negocios digitales. Varias organizaciones –como Kitab– están trabajando con éxito en el terreno desde hace años. Aquí valdría la pena pensar en cómo masificar esos cursos, por ejemplo a través de tutoriales online o de instancias presenciales en diferentes países de la región.
- Networking. Si los editores carecen de aquello que precisamente poseen los jugadores tecnológicos –y viceversa–, toda actividad de vinculación profesional será muy provechosa para ambas partes. Un ejemplo es la implementación del eZone en la Feria del Libro de Abu Dhabi. En la edición 2012 del evento, numerosos proveedores –entre ellos Qordoba, Sanabil Med y Al Manhal– pudieron exhibir sus productos y servicios en uno de los pasillos más transitados de la feria. Sin embargo, como los editores no siempre perciben la importancia de vincularse con estas compañías, será fundamental insistir en ello en las jornadas de formación.
- Incubación y aceleración. Además de fomentar alianzas estratégicas entre actores analógicos y digitales, podría incentivarse el surgimiento y acompañamiento de startups dedicados exclusivamente a la edición electrónica. Un caso que vale la pena seguir como ejemplo es el Labo de l’Édition de París, que alberga a una decena de emprendimientos exclusivamente relacionados con publicaciones electrónicas.
- Investigación y desarrollo. Dado que ciertos temas técnicos van incluso más allá de lo que un startup de Internet puede desarrollar, resultará importante avanzar en el terreno I+D, en particular en el trabajo con nuevos formatos y dispositivos adaptados a la lengua árabe. Esto sólo podría lograrse con el apoyo del sector público, de fundaciones locales –muchas de las cuales son muy activas en ciencia y tecnología– y de empresas de telecomunicaciones.
La edición digital pone en juego factores culturales e industriales de enorme impacto. En este momento de transformación y efervescencia, la industria editorial árabe cuenta con la oportunidad casi única de repartir las cartas desde cero. Es que a pesar de todas las dificultades, los actores locales –muchos de ellos sumamente dinámicos– pueden unir fuerzas y delinear un nuevo entramado editorial, mucho más vasto, rico e interconectado que el anterior. De lo que se trata, en cualquier caso, es que más y mejores textos lleguen al mayor número posible de lectores, y la tecnología digital puede ser una vía privilegiada para conseguirlo.