A continuación ofrecemos la tercera y última entrega de la serie sobre la edición digital en América Latina (la parte 1 puede descargarse desde este enlace; la parte 2 se encuentra aquí). El artículo describe las actividades digitales de las ferias del libro, así como las iniciativas tecnológicas de los Estados, y concluye con un repaso de los principales desafíos que enfrenta la industria editorial.
Las ferias del libro en la era digital
La incorporación de nuevas tecnologías en la cadena del libro impacta de lleno en las actividades de las ferias. La Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBO) presentó en 2015 su espacio Alejandría Digital, en el cual se expusieron diversos proyectos de nuevas tecnologías aplicadas a la edición.
Por su parte, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) ya cuenta con un área específica del libro electrónico, diseñada para proveedores de soportes, contenidos y servicios relacionados con la edición digital; esta zona no sólo alberga stands de más de 20 expositores sino que desarrolla también un programa profesional. Asimismo, la Feria Internacional del Libro de Santiago (FILSA) organizó en 2015 el primer seminario del libro electrónico: allí confluyeron expertos de diversos países para discutir de qué manera se puede facilitar la distribución digital del libro chileno “en todo el continente y en las principales bibliotecas del mundo”.
Nuevas políticas de acceso: el impacto de la digitalización en las bibliotecas y en los planes de educación
Hay que advertir que en Chile, la migración de la lectura y la edición hacia estándares digitales constituye una política de Estado. La nueva Política Nacional de la Lectura y el Libro (2015-2020) se propone, entre otras cosas:
Fomentar proyectos que permitan la edición de libros “accesibles para todo público en formatos impreso, digital, audio y video”;
Estimular la creación de premios literarios para libros digitales;
Promover las ediciones electrónicas y “facilitar el acceso a contenidos digitales en bibliotecas públicas”.
Acelerar la conversión del libro chileno a soportes digitales “para su distribución y conservación y asegurar la migración/emulación de la producción digital nacional”.
Por cierto, la inauguración de la Biblioteca Digital de Chile en 2013 representó un claro anticipo de los nuevos tiempos. Esta plataforma brinda hoy un servicio de préstamo gratuito de libros digitales para todos los habitantes de Chile y para los chilenos residentes fuera del país.
También la Biblioteca Nacional de Colombia ha puesto en marcha diversas iniciativas en torno a la edición digital. Además de ofrecer “libros digitales 100% colombianos”, la entidad cuenta con su propio laboratorio de experimentación con nuevos formatos. Y tal como ocurre en el caso chileno, estos proyectos se hallan en sintonía con la política nacional del libro. En efecto, el Plan Nacional de Desarrollo de Colombia (2014-2018) es, en este punto, contundente: el artículo 224 llama a “fomentar y apoyar la digitalización y producción de libros, mediante el estímulo a su edición y comercialización, facilitando el acceso a esta herramienta tecnológica tanto en zonas urbanas como en rurales”.
En Brasil, la Biblioteca Nacional Digital (BNDigital) ha conformado un rico acervo en línea que recibe millones de visitas por mes. El portal organiza muestras virtuales y produce artículos de investigación sobre los contenidos exhibidos.
Por otro lado, hay que señalar que las numerosas iniciativas de reducción de la brecha digital llevadas adelante en la región también están promoviendo la producción y el consumo de textos electrónicos. Por cierto, programas de entrega de laptops a los estudiantes, tales como el Plan Ceibal (Uruguay) o Conectar Igualdad (Argentina), han propiciado la creación de materiales digitales ad hoc, la distribución de clásicos digitales y la adquisición de e-books provistos por las editoriales.
Retos y oportunidades
En América Latina, la edición electrónica conlleva grandes desafíos, a la vez que oportunidades innegables. En el campo de los retos, existe una suerte de círculo vicioso que afecta la sostenibilidad de una parte del ecosistema:
las tiendas de e-books no siempre consiguen ofrecer materiales relevantes, a un precio asequible para el lector local;
así, muchos lectores terminan descargando los e-books por vías informales o recurren a otras variantes gratuitas;
como resultado, las editoriales tradicionales no ven demasiado interés en ofrecer sus textos en versión digital y prefieren seguir jugando en terreno seguro –el formato papel;
esto repercute negativamente en la oferta de contenidos: por consiguiente, se regresa al punto 1 y así sucesivamente.
Con todo, hay que advertir que el círculo vicioso es particularmente perjudicial para el modelo de venta de e-books por unidad –es decir, para el esquema que imita el funcionamiento de la cadena analógica. Pero existen otros actores ubicados por fuera del sector tradicional que consiguen aprovechar el nuevo estado de cosas, de una manera más eficaz. Nos referimos principalmente a:
las plataformas de suscripción y los grandes portales globales, que captan enormes masas de usuarios;
las editoriales electrónicas nativas, que pueden subsistir gracias a que combinan su actividad con la oferta de servicios digitales;
el sector público, que entrega materiales muchas veces gratuitos, en el campo de las bibliotecas y en el ámbito educativo.
Como hemos señalado, los usuarios se están equipando de forma acelerada –en especial con dispositivos móviles. Las poblaciones están demandando contenidos digitales de manera creciente y los costos de distribución disminuyen progresivamente. Dentro de este contexto, los jugadores antes mencionados –grandes plataformas, editoriales electrónicas nativas y sector público– seguirán cosechando los frutos del cambio. Para los actores de la cadena tradicional se revela entonces urgente redoblar los esfuerzos para poder encontrar –y reinventar– su lugar. Sin duda, para ello será necesario poner en práctica alianzas originales e incorporar habilidades nuevas. La tarea no resultará sencilla, pero los beneficios podrían ser considerables.
El autor
Octavio Kulesz is an Argentinian digital publisher and philosopher. In 2007 he founded Teseo, one of the first e-book publishing houses in Latin America. He is the author of the report “Digital Publishing in Developing Countries” (commissioned in 2011 by the Prince Claus Fund and the International Alliance of Independent Publishers), and a Unesco expert on the 2005 Convention.