Esta es la segunda de las 3 entregas sobre la edición digital en América Latina (la primera puede consultarse aquí). En esta oportunidad, estudiamos el vínculo que las editoriales tradicionales establecen con las nuevas tecnologías, así como el surgimiento de las editoriales digitales y el boom de la auto-edición.
La edición tradicional y las nuevas tecnologías
Tal como señalaba Jonás Suassuna, el éxito de una plataforma depende en buena medida de que los contenidos hayan sido trabajados y seleccionados de manera cuidadosa. Así, la figura del editor seguiría siendo absolutamente relevante en la era digital. Dentro de este marco, ¿qué está ocurriendo al nivel de las editoriales latinoamericanas?
En el informe de 2011, se sugería que, para los sellos tradicionales, las nuevas tecnologías representaban tanto una oportunidad como un reto. Cinco años más tarde, la ambivalencia parece mantenerse: las ventajas son evidentes para algunos sub-sectores, mientras que para otros aún existen desafíos.
Entre las editoriales universitarias, por ejemplo, la utilización de herramientas digitales se extiende de manera progresiva. En mayo de 2015, Eudeba –el sello de la Universidad de Buenos Aires y el mayor en su tipo en la Argentina– presentó su propio dispositivo de lectura electrónica, denominado Boris –en honor a Boris Spivacow, uno de los principales impulsores de la editorial en los años 50 y 60. Al momento del lanzamiento, Gonzalo Álvarez, presidente de la empresa, dejó en claro cuál es su visión a futuro:
Como empresa de contenidos, seguimos editando en papel y en formato digital […]. Usamos herramientas modernas para cumplir los objetivos de siempre de la editorial: vender muchísimo más barato, casi a la mitad de precio, con el aparato más barato del mercado en Argentina.
Entre las editoriales independientes, son muchas las que ya han digitalizado su catálogo. Sin embargo, la incorporación de herramientas digitales implica retos de toda clase, tales como el riesgo de la piratería, las complejidades jurídicas o las dificultades técnicas. Deborah Holtz, directora de Trilce Ediciones –prestigioso sello mexicano, reconocido por sus libros de arte, poesía y cultura popular– y presidente de la Alianza de Editoriales Mexicanas Independientes, sintetiza los obstáculos que han enfrentado en su experimentación con los nuevos formatos:
Hemos pasado al menos un año y medio deshojando la margarita. Dado que la mayoría de nuestros libros son ilustrados, nos da terror que las imágenes acaben por doquier. Otra parte del problema es volver a revisar contratos, ya que la mayoría no preveía el formato digital, lo cual provoca que el proceso sea todavía más engorroso. Otra decisión tiene que ver con los DMR y el acceso que se le permite al usuario. Esta es otra complejidad adicional, ya que hay ventajas y desventajas en cada modelo. [entrevista personal]
Editoriales digitales: entre el catálogo propio y la oferta de servicios
Si bien numerosos sellos tradicionales ya están trabajando con libros electrónicos, surge poco a poco una nueva categoría de jugadores: nos referimos a las editoriales nacidas digitales. Dentro de este grupo, hallamos en primer lugar un sinnúmero de emprendimientos que desarrollan apps, pensadas para un público infantil. Un caso interesante es la aplicación Love: se trata una adaptación digital del libro homónimo publicado en 1964 por el artista italiano Gian Berto Vanni. La obra, editada por Niño Studio (Argentina), recibió una acogida muy favorable, al punto de que resultó ganadora en 2014 del Ragazzi Digital Award (Feria del libro de Bologna).
Por otro lado, existe en América Latina –y sobre todo en México– un interesante movimiento de editoriales digitales dedicadas a la narrativa y al ensayo. El sello Malaletra, por ejemplo, apuesta desde 2011 a la publicación de e-books de literatura hispanoamericana. Las obras se comercializan desde la propia web de la editorial, en formato EPUB y PDF. Interrogados sobre por qué decidieron incursionar en los libros electrónicos, los fundadores del proyecto explican:
La literatura en Hispanoamérica está más aislada que nunca. Las obras de nuestros escritores, salvo excepciones, y aunque sean publicadas por transnacionales, no son distribuidas fuera de sus países. Mediante la publicación digital y la distribución en línea, este fenómeno puede cuando menos mitigarse.
El sello digital Nieve de Chamoy, liderado por la poeta y editora Mónica Braun, fue fundado a fines de 2014. De su catálogo sobresale el e-book Mastodonte, del escritor y periodista Jaime Reyes: se trata de una novela escrita para dispositivos móviles que incluye hipervínculos y un soundtrack que puede escucharse gratuitamente en Spotify. Ante la pregunta acerca de si acaso tendría sentido pensar una versión impresa, Reyes ofrece una respuesta decisiva para comprender la potencia de la edición electrónica:
Sí, pero hubiera sido complicado que lograra transmitir fácilmente la idea de la experiencia hipertextual o multimediática, pues hubiera implicado más acciones del lector para completar la vivencia. Creo que no lograría su objetivo completo en una edición en papel. Sería como una de esas ediciones comentadas abigarradamente, que el lector compra entusiasmado, pero que pocas veces termina de leer porque la cantidad abrumadora de notas al pie que contiene lo obligan a realizar acciones que en lo físico son exasperantes, aburridas, distractoras, torpes.
Portada del e-book Mastodonte, de la editorial Nieve de Chamoy
La empresa Ink, por por su lado, se presenta como “la única editorial mexicana que produce libros de arte en formato interactivo”. Asimismo, el sello Tesseract pages comercializa desde 2011 obras de ciencia ficción, teatro y divulgación científica, únicamente en formato digital.
En Chile, vale la pena destacar el caso de Ebooks Patagonia. Fundada en 2010, esta editorial ha conformado un variado catálogo de narrativa latinoamericana, ensayo y literatura infantil. Javier Sepúlveda –creador del sello– se muestra optimista respecto del potencial de la edición digital chilena, en particular por el impacto de los smartphones:
Los teléfonos móviles representan el futuro del acceso y de la lectura. Un país con más teléfonos celulares que habitantes constituye el escenario perfecto para la revolución que está teniendo lugar: por un lado, nuestros autores están publicando más y se vuelven más internacionales; por otra parte, los usuarios disfrutan de un acceso más fácil al contenido.
El sello colombiano eLibros, por su lado, está enfocado a la edición de literatura latinoamericana clásica y contemporánea. Sus títulos pueden comprarse desde las principales plataformas, así como a través de un sistema propio, denominado “Tarjeta eBook”.
Una tendencia clara entre las editoriales digitales nativas es que combinan la distribución de publicaciones propias con el suministro de servicios para terceros –instituciones, autores individuales e incluso otros sellos. Puede tratarse de trabajos de corrección, conversión a EPUB3, digitalización, reconocimiento de texto y desarrollo de apps, entre otros.
De hecho, siguiendo esta línea, en América Latina ha surgido un buen número de editoriales que no comercializan un catálogo propio, sino que están enfocadas por completo a proporcionar soluciones digitales para otras empresas del sector. La firma mexicana Manuvo, por ejemplo, ha desarrollado aplicaciones móviles para diversas entidades de la región, tales como Conaculta o la Biblioteca Nacional Digital de Chile. Por su parte, el equipo de Libresque (Argentina) ofrece un acompañamiento para editoriales interesadas en producir libros en formato EPUB o apps. Asimismo, el proyecto Simplissimo –basado en Porto Alegre– consigna más de 3.500 obras convertidas a formato e-book desde el año 2010; publica además un seguimiento semanal de los libros electrónicos más vendidos en Brasil y brinda incluso servicios de publicación para autores.
El boom de la auto-edición
Por cierto, el segmento de la auto-edición está registrando un avance considerable. Además de las plataformas globales como KDP (Amazon) o Writing Life (Kobo), un número creciente de portales nativos apuestan a este nicho. En Argentina, Bajalibros ha puesto en marcha su sistema Indielibros, para la edición de obras en formato impreso y digital. El sitio Clube de Autores (Brasil) –que opera desde 2009– cuenta con un catálogo de decenas de miles de títulos y se posiciona como “la mayor comunidad de auto-publicación de América Latina”. Widbook –también brasileña, fundada en 2012– es una plataforma en la que los escritores pueden subir sus textos para que cualquiera los lea en línea, haciendo un uso intensivo de las redes sociales. Un sistema similar ha sido implementado en México por el portal Novelistik. Por lo general, los modelos de negocio de las empresas de auto-edición se basa en el cobro de una comisión por la venta de ejemplares –tanto en papel como en digital–, o bien en ingresos por publicidad.
Vale la pena subrayar que la potencia de estas plataformas no sólo reside en su eficacia para la auto-publicación, sino también en su gran capacidad de recolección de datos –en particular acerca del comportamiento de los lectores que interactúan con los textos. Tales informaciones pueden ser de gran interés para otras empresas, por ejemplo para las editoriales tradicionales. En efecto, son conocidos los casos de textos auto-publicados a través de plataformas como Wattpad que luego fueron publicados en papel: así ocurrió con O Amor Não Tem Leis –de la escritora brasileña Camila Moreira– que fue retomada por el sello Suma de Letras, de la editorial Objetiva.
En este contexto, Alberto Lujambio –co-fundador de Novelistik– explica:
No solamente captamos la voz activa del lector, sino también la pasiva –que se refiere a la lectura silenciosa. Yo puedo pensar que un libro es muy bueno, pero no sé hasta dónde lo leyó la gente. Ésos son datos distintos, y Novelistik puede entender y comparar ambos. Ahí está la posibilidad que tienen los autores para ser mejores cada vez: entender a su audiencia. Sólo así un autor puede convertirse en un fenómeno editorial. Y vivir de escribir.
Página de bienvenida del sitio Novelistik
En la próxima entrega: las ferias del libro en la era digital; las políticas públicas de acceso; reflexiones finales.
El autor
Octavio Kulesz is an Argentinian digital publisher and philosopher. In 2007 he founded Teseo, one of the first e-book publishing houses in Latin America. He is the author of the report “Digital Publishing in Developing Countries” (commissioned in 2011 by the Prince Claus Fund and the International Alliance of Independent Publishers), and a Unesco expert on the 2005 Convention.
Interesante artículo, pero el recorte de los ejemplos mencionados es demasiado pequeño. Entiendo que es imposible hacer una mención completa a todas las empresas y plataformas, pero realmente faltan mencionar empresas relevantes en el sector, como Hipertexto en Colombia o Proyecto451 en Argentina.
Estimado Jorge,
Muchas gracias por su comentario. El objetivo del artículo no era tanto ofrecer una lista completa de actores cuanto presentar las principales tendencias, oportunidades y desafíos de la edición digital en la región. La elaboración de una lista exhaustiva de proveedores, plataformas, etc., sería sin duda un ejercicio interesante, pero no es el que nos hemos propuesto aquí.
Cordialmente,
Octavio
Jorge
Interesante artículo, pero el recorte de los ejemplos mencionados es demasiado pequeño. Entiendo que es imposible hacer una mención completa a todas las empresas y plataformas, pero realmente faltan mencionar empresas relevantes en el sector, como Hipertexto en Colombia o Proyecto451 en Argentina.