Naakojaa es una editorial persanófona creada en 2012 y basada en Francia, cuya misión es ofrecer a los lectores de Irán y de la diáspora iraní un mejor acceso a la literatura en lengua farsi. Golnaz Broomandi, co-fundadora de Naakojaa, describe aquí las especificidades y potencialidades de la edición digital en el mundo persanófono, así como los obstáculos que surgen a la hora de distribuir sus obras en Irán.
1. ¿Cómo nació la editorial Naakojaa?
Tal como les ocurrió a todos los integrantes de la diáspora, desde que nos fuimos de Irán nos hemos sentido escindidos de nuestra literatura. El proyecto Naakojaa comenzó con la idea de ofrecer un acceso a la literatura a quienes sufrieron la diáspora. El segundo factor que nos motivó a crear Najokaa fue el preocupante panorama de la edición en Irán. Muchas editoriales –algunas de ellas muy importantes, como Cheshmeh– perdieron el derecho a publicar y tuvieron que cerrar. Antes del endurecimiento de las regulaciones, los editores debían enviar sus libros a un organismo (ORSAAD) que evaluaba qué textos podían ser publicados. Cuando un libro era rechazado, el editor recibía un papel sin encabezado oficial que detallaba los pasajes a modificar o suprimir. El libro podía ser prohibido por cualquier motivo, no sólo por incluir temáticas sexuales o políticas. Desde hace alrededor de un año, el nuevo reglamento estipula que si 3 libros de un mismo editor han sido rechazados, éste se verá impedido de publicar por un período de 6 meses, por ejemplo. Así, la censura se ha convertido en autocensura, pues los editores temen no poder publicar más. Recibimos entonces muchos textos escritos por autores que saben que no tendrán permiso para publicar en Irán.
Naakojaa puede traducirse como “utopía”. Etimológicamente, “utopía” significa “que no está en ningún lado”, ¡como nosotros!
2. ¿Por qué se han orientado a lo digital, en vez de trabajar en papel? ¿Han enfrentado dificultades técnicas a la hora de producir o comercializar los e-books?
Sabemos que los costos de publicación de un libro papel son muy elevados, y queríamos obtener un precio lo más bajo posible para que el mayor número de lectores accediera a nuestras obras. Lo digital era entonces la fórmula más ventajosa, aun cuando inicialmente no contábamos con todas las competencias técnicas. Trabajamos entonces con un programador que nos ayudó a producir los diferentes formatos. Así, hemos conseguido elaborar nuestros primeros e-books, a pesar de que encontramos algunas dificultades de fabricación, vinculadas con las particularidades de la lengua farsi. Por ejemplo, en farsi está la cuestión del espacio entre las letras. También hemos encontrado problemas en la etapa de comercialización. Teníamos libros disponibles en iTunes, pero fueron retirados de la plataforma, porque iTunes quería controlar los contenidos que vendía. Sin embargo, nosotros respetábamos todas las especificaciones.
Por el momento, nuestros libros están disponibles en PDF en nuestro sitio y en diversas plataformas. Se trata de archivos en PDF adaptados a las dimensiones de cada dispositivo (e-readers y tabletas como el iPad). No hace falta agrandar la página, porque la lectura es suficientemente cómoda. Buscamos que estos PDF resulten tan interactivos como sea posible, gracias a la incorporación de índices e hipervínculos. Por otra parte, nuestros libros estarán pronto a la venta en formato EPUB, a través de Google Play.
3. ¿Logran vender e-books en Irán a pesar de los controles sobre Internet y las dificultades técnicas?
En Irán, el sistema bancario funciona muy bien al interior del país; los compradores pueden pagar con tarjeta de crédito, sin inconvenientes. El problema es que Irán padece un boycot por parte de bancos internacionales, de modo que resulta imposible efectuar pagos online hacia el exterior. Y es que Internet se convierte cada vez más en una intranet. Como nuestro objetivo es distribuir nuestras obras en Irán, nos vimos en la necesidad de abrir una cuenta allí. Los usuarios iraníes efectúan primero una pre-compra de crédito –20.000 tomanes, 50.000 tomanes, 100.000 tomanes, etc.–; luego nos envían un mail detallando sus coordenadas bancarias y el monto de la compra que desean realizar. Ese importe es debitado de su cuenta y el e-book queda habilitado para la descarga. El precio iraní es muy bajo respecto del precio en euros. Un libro vendido a 5 euros –alrededor de 25.000 tomanes– se vende a 5.000 tomanes en Irán. Supuestamente, nuestro sitio está bloqueado en Irán, al igual que muchos otros portales, como Facebook, Skype o YouTube, pero en los hechos resulta bastante fácil superar estos obstáculos. Irán es uno de los países más conectados del mundo y prácticamente todos los internautas recurren a anti-filtros.
La única desventaja es que no podemos obtener información acerca de nuestros compradores iraníes porque ellos ingresan con direcciones IP extranjeras. ¡Las dos únicas direcciones IP que vemos son aquellas de las personas que nos vigilan! A decir verdad, resulta mucho más difícil vender e-books en países como Afganistán o Tayikistán, ya que carecen de sistemas de pagos online. Hay sin embargo una fuerte demanda proveniente de Afganistán, en particular por un libro de poesía escrito por un cantante muy conocido en ese país. Asimismo, fuera de Irán, ofrecemos nuestros libros en versión papel gracias a la impresión bajo demanda. Trabajamos en especial con Lulu.com. Con respecto a la difusión, la realizamos a través de Facebook y Twitter.
4. ¿También desarrollan proyectos digitales colectivos, junto a otros editores persanófonos?
Hemos llevado adelante diversas colaboraciones con Baran, una editorial persanófona radicada en Suecia. Ya tenemos 5 “coediciones digitales”: publicamos en conjunto la versión electrónica de algunos libros que habían sido editados originalmente en papel por Baran. Naakojaa se ocupa de los gastos vinculados con la creación del archivo digital; luego compartimos los beneficios de las ventas del e-book. Recientemente, hemos comenzado a desarrollar la misma forma de colaboración con editoriales iraníes. Producimos y distribuimos –para Irán y otros países– las versiones digitales de sus obras. Esto les permite comercializar títulos que han sido rechazados, por ejemplo. Las editoriales iraníes se muestran preocupadas por la piratería, pero muchas de ellas ya han aceptado trabajar con nosotros. Han tenido que readaptar los contratos de edición, pues los convenios utilizados en Irán son muy incompletos e imprecisos en comparación con los que se emplean en Francia.
5. ¿Cómo vislumbran el futuro de la edición digital en Irán?
Con el advenimiento de la crisis económica, los editores iraníes han comenzado a reducir los tirajes. Ha crecido el interés por el libro electrónico y sobre todo por la impresión bajo demanda para el mercado interno.
El problema del libro electrónico es que los dos sistemas de protección existentes –el DRM y las marcas de agua– no se aplican en Irán, y la mayoría de los editores aún siente temor por la piratería. En la actualidad circulan numerosas versiones pirateadas. Un editor de diccionarios –Farhange Moaser– había publicado un conjunto de obras en CD y al poco tiempo ya se conseguían las obras pirateadas, por todas partes.
El segundo freno para los editores iraníes que aspiran a explorar la edición digital es que –como expliqué– Internet se convierte cada vez más en una intranet, lo que dificulta enormemente las ventas de e-books en el mercado externo.