El comercio electrónico atraviesa un período de esplendor en los mercados emergentes. En el mundo árabe, a pesar de los obstáculos relacionados con los pagos en línea, la piratería y la logística, el potencial de las ventas a través de la web es considerable. Esta es nuestra entrevista con Salah Chebaro, director y fundador de Neelwafurat (NWF). La empresa constituye la mayor librería en línea de la región y recientemente ha comenzado a vender e-books.
¿Cuál era tu visión al momento de fundar Neelwafurat?
El proyecto Neelwafurat (NWF) es muy similar al de Amazon, para libros impresos y electrónicos. Comenzamos en 1998 y nos hemos convertido en la principal librería en línea árabe, con casi 450.000 artículos únicos, en particular del Líbano, Siria, Jordania, Egipto y Arabia Saudita. En lo que concierne a los e-books, estamos tratando de abarcar todos los países árabes porque no enfrentamos las limitaciones de las fronteras y la logística. Nuestro objetivo es llegar a los lectores árabes tanto dentro como fuera de la región, gracias a un extenso catálogo de libros impresos y digitales. Creemos que deberíamos proporcionar a nuestros clientes el mejor servicio y los mejores títulos. De hecho, si ofrecemos e-books en formato PDFs, los lectores no los comprarían porque ese tipo de archivos llevan poco valor agregado.
En el mundo árabe, la piratería constituye un problema grave, así que debemos proporcionar libros atractivos, diseñados en EPUB. Sé que es un tema complejo, pero de verdad confío en que podremos construir una alianza de editores internacionales para combatir la piratería: se trata de un desafío global que afecta cada eslabón de la cadena de valor, desde el autor hasta el editor, la librería, el agregador y el distribuidor, llegando hasta el lector. Realmente se necesita la cooperación de todos.
Respecto de las tipografías en árabe, ¿cuáles han sido los principales desafíos enfrentados por iKitab?
Por cierto, nuestro primer e-book ha resultado particularmente difícil, debido a los inconvenientes que tuvimos con las fuentes árabes. La lengua árabe no representa una prioridad para las compañías internacionales, y muchas tabletas Android no incorporan este idioma. Al comienzo, nos vimos obligados a implementar soluciones personalizadas para que las fuentes aparecieran correctamente. Por ejemplo, todas las aplicaciones mostraban el texto en EPUB de izquierda a derecha, así que tuvimos que invertir el sentido del texto.
La conversión era –y aún es– otro desafío. Pocos editores árabes habían imaginado que algún día migrarían a digital, de modo que el único material con el que cuentan hoy son las películas de pre-impresión o, con suerte, archivos PDFs –que en la mayoría de los casos son apenas imágenes de los libros, pero no el texto. Todo esto nos fuerza a aplicar OCR, y el OCR en árabe no es muy preciso, lo que nos obliga a perder mucho tiempo corrigiendo el resultado de manera manual. No existe una solución sencilla que pueda comprarse y listo. Para resolver las particularidades de la lengua árabe hay que implementar soluciones específicas.
A fin de resolver estos problemas, ¿quién debería efectuar el primer movimiento? ¿Las empresas tecnológicas? ¿Las editoriales? ¿Los gobiernos?
En la actualidad, no podemos aguardar a que los gobiernos nos ayuden. Los gobiernos están interesados en el cuadro general; se concentran sobre todo en las estrategias. Lo que estamos desarrollando es algo que funciona para nosotros, aprovechando el hecho de que vendemos tanto libros como e-books. Disponemos de estadísticas y de comentarios de nuestros usuarios (“por favor cuéntenos qué títulos compraría en formato electrónico”). Gracias a esta información, hemos elaborado la lista de los 1000 e-books que los lectores buscan, y estamos convirtiendo estos títulos primero. Así, no necesitamos financiar la conversión de 50.000 títulos: preferimos empezar con los libros que muestran una demanda mayor. Luego, pasaremos al siguiente grupo y tal vez más tarde terminaremos con todo el catálogo.
Además, buscamos establecer alianzas con entidades dentro del mundo árabe que necesitan construir bibliotecas electrónicas y que tienen los medios financieros para hacerlo. Les explicamos: “Ustedes necesitan construir una biblioteca electrónica para los estudiantes, para las universidades; podemos ayudarlos. También vamos a tomar estos libros y ponerlos en venta en Internet”. Se trata de una situación en la que todos ganan: la conversión costaría demasiado, de modo que tratamos de crear la demanda primero. No queremos convertir y después esperar a que llegue la demanda. Este abordaje diferente nos permite financiar nuestro gran proyecto.
Respecto de los pagos electrónicos, ¿cómo podrías describir la situación actual en la región?
Los pagos en línea están mejorando en el mundo árabe, pero ha llevado mucho tiempo cambiar la cultura. Por cierto, no tenemos una tradición de utilizar tarjetas de crédito, y en Internet éstas son imprescindibles. Actualmente enfrentamos dos obstáculos. Hay lugares en los cuales la gente prefiere no usar su tarjeta, incluso en países que proveen una buena infraestructura. Y hay otros países que ni siquiera ofrecen la infraestructura básica necesaria para este tipo de operaciones. Por consiguiente, nos vemos obligados a realizar transacciones con medios de pago alternativos, como Western Union y transferencias bancarias. No son precisamente las herramientas de la era de Internet, pero a fin de cuentas, una región conformada por 22 países y 22 sistemas diferentes nos impulsa a ser más flexibles.
El autor
Octavio Kulesz is an Argentinian digital publisher and philosopher. In 2007 he founded Teseo, one of the first e-book publishing houses in Latin America. He is the author of the report “Digital Publishing in Developing Countries” (commissioned in 2011 by the Prince Claus Fund and the International Alliance of Independent Publishers), and a Unesco expert on the 2005 Convention.