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    • [—]China (9)
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China

Ecosistemas y agregadores digitales privados

Como señalamos en otras secciones, una de las formas de escapar al proceso de canibalización de precios que impacta en las industrias del hardware y de la venta online es desarrollar ecosistemas que integren diferentes unidades del negocio. En el caso de la edición digital, una alternativa sería articular la venta de contenidos con la distribución de un dispositivo propio.

En China encontramos un buen número de proyectos construidos bajo este principio, y el ejemplo más renombrado es Shanda Interactive Entertainment. Fundada en 1999, esta firma de videojuegos y otras aplicaciones multimedia con sede en Shanghai cobró fama internacional luego de presentar Shanda Literature, su división de literatura online, durante la feria de Frankfurt de 2009: se trata de un universo constituido por cientos de miles de escritores y más de 10 millones de lectores activos que hojean un total de más de 500 millones de páginas por día. El visitante puede consultar algunas secciones gratuitamente, y para leer el texto completo sólo debe pagar un pequeño monto. Gracias a Shanda, unos 1.000 escritores ya reciben unos 10.000 dólares por año, mientras que los 20 autores más leídos ganan cifras superiores a los 100.000 dólares. Shanda ha adquirido otros portales de lectura y escritura online –Qidian, Hongxiu y ReadNovel, entre otros– y, según su propio sitio web, controla el 90% de la literatura web de China. Así, se ha conformado un catálogo de centenares de miles de obras, reunidas hoy en lo que Shanda ha denominado la Librería en la Nube. Allí, los lectores pueden ver en tiempo real cuál es el texto más requerido, consultar reseñas e interactuar con otros lectores y hasta con el mismo autor.[1] Estas opciones se inspiran en el funcionamiento de redes sociales online como QQ, Renren, Kaixin001 o TX, que en China causan furor, sobre todo entre los usuarios más jóvenes.[2]

La Librería en la Nube puede consultarse desde múltiples terminales –computadoras, teléfonos móviles, tabletas–, pero en particular desde el Bambook, un e-reader que la compañía presentó en agosto de 2010. Este dispositivo de pantalla de tinta electrónica de 6 pulgadas cuenta con la interfaz completa en chino y su modelo más económico se consigue a unos 150 dólares, es decir, a un precio cercano al del Kindle 3 en EEUU.[3] El costo de fabricación del dispositivo ronda los 250 dólares, con lo cual se entiende que la empresa está subsidiando el producto y espera compensar las pérdidas con la venta de contenidos.[4]

El éxito de su unidad de literatura ha llevado a Shanda a experimentar con ediciones impresas de sus títulos más leídos; para ello ha adquirido acciones de diferentes sellos tradicionales, como Tianjin Chinese-World Books. Al mismo tiempo, gracias a su dominio del campo multimedia, Shanda ha convertido algunos de sus textos en videojuegos y películas –como ocurrió con el film Lian’ai Qian Guize (Reglas antes del amor), inspirado en la novela online Yukongjie Tongju De Rizi (La azafata con quien vivo). Por otra parte, la compañía posee sitios de audiolibros –como Tingbooks[5] y de revistas digitales –como Zubunet, que cuenta con 300 millones de usuarios registrados.[6]

Shanda se ha visto en la necesidad de entablar demandas contra otros portales que alojaban o difundían versiones no autorizadas de sus obras. Uno de los blancos de Shanda fue Baidu –el principal sitio de búsquedas de China–, en especial por su servicio Wenku, que permite compartir documentos en línea.[7] Más allá del proceso legal, la respuesta de Shanda consistió en anunciar en octubre de 2010 el lanzamiento su propio motor de búsquedas;[8] Baidu, a su vez, contraatacó presentando semanas más tarde una plataforma de venta de e-books, que lamentablemente no ha tenido éxito entre editores y autores: a febrero de 2011, el sitio apenas cuenta con unos 100 títulos a la venta.[9] Además de Baidu, Shanda ha litigado contra Mop,[10] QQ Games[11] –propiedad de Tencent– y otros sitios, lo que indica que la compañía se toma muy en serio la cuestión de los derechos de autor. Tal como explica Hou Xiaoqiang –CEO de Shanda–:

Shanda Literature constituye en verdad una empresa de copyright, tanto respecto de su producción como de su distribución. Producir copyright es como cultivar un jardín. Debemos hallar el mejor suelo y esparcir fertilizantes de alta calidad; sólo así tendremos una excelente cosecha. Mientras tanto, debemos conservar nuestros frutos y encontrar diferentes canales para venderlos. En nuestro caso, distribuimos copyright a través de canales wireless, online, offline y varios más.[12]

Finalmente, Shanda ha firmado un acuerdo con la agencia china de noticias Xinhua News con el objetivo de distribuir contenidos a través de su plataforma,[13] lo que indica que el notable dinamismo de la empresa en el ámbito privado –adquisiciones de firmas más pequeñas, cotización en el NASDAQ desde 2004–[14] se complementa con una estrategia de cooperación con el sector público.

No resultaría sencillo anticipar el final de la contienda entre Shanda y otras empresas tanto locales como extranjeras. En cualquier caso, la compañía ha construido un ecosistema de enorme relevancia en la edición electrónica global, como observa Hou Xiaoqiang:

Evidentemente, EEUU se encuentra adelantado en tecnología web, pero nuestra idea y nuestro éxito con Internet y la literatura móvil son únicos.[15]

Otro jugador de peso es Apabi, el brazo digital del grupo tecnológico Founder que desde 2001 ofrece soluciones informáticas para el mundo editorial. Entre sus principales innovaciones podríamos mencionar: el formato CEB –Chinese e-book–; el Apabi Reader –aplicación de lectura para computadoras y para iPad–;[16], un viewer de diarios y revistas online; y un DRM propio que recibió numerosos premios.[17] Estos desarrollos son utilizados actualmente por miles de establecimientos educativos, cientos de periódicos y –según datos brindados por la empresa– el 90% de las editoriales locales. Penguin China, por ejemplo, anunció en abril de 2009 que escogería a Apabi como socio estratégico para distribuir e-books en formato CEB.[18] En agosto de 2010, la empresa tecnológica presentó además su U-reader Mini Study, un pendrive que hace las veces de estantería portátil de libros electrónicos; así, un estudiante puede tomar prestado un e-book de la biblioteca de su universidad y llevárselo a su casa: el sistema “devuelve” automáticamente la obra cuando expira su fecha de validez.[19] Gracias a diversos acuerdos con editores y autores, Apabi ha reunido un catálogo digital de más de 600.000 de títulos bajo protección de copyright que pueden ser hojeados, comentados y adquiridos a través del portal Fanshu –proyecto conjunto de Founder y del buscador Zhongsou– a precios que rara vez superan los 3 dólares. Estas publicaciones están diseñadas para funcionar en cualquier dispositivo, pero especialmente en el WeFound,[20] e-reader desarrollado por Founder y Aspire;[21] este aparato es muy similar en aspecto al Kindle 2, aunque su precio difiere considerablemente, pues supera los 500 dólares.[22]

Como referíamos al comienzo del capítulo, el fabricante Hanvon apuesta a posicionarse como distribuidor de publicaciones digitales a fin de evitar la devastadora guerra de precios, y en ese sentido puede presentarse como un tercer ecosistema que acopla hardware y contenidos. Según declaraciones de su director, los primeros 3 años de Havon se han centrado en el dispositivo, pero los próximos 3 se orientarán a la plataforma de publicaciones, que ya ostenta 130.000 e-books, 100 periódicos y más de 200 revistas digitales.[23] Vale la pena aclarar que Hanvon es una de las pocas compañías privadas en contar con el permiso gubernamental para reproducir y distribuir libros electrónicos.[24] La compañía ha incursionado también fuera de China continental: en efecto, ya ha anunciado la puesta en marcha de portales de venta en Hong Kong[25] y Taiwán.[26]

Además de estos tres grandes ecosistemas, existen múltiples agregadores que luchan por sobrevivir, entre ellos ChineseAll. Inaugurado en 2000, ChineseAll ha sido uno de los primeros emprendimientos en vender libros electrónicos en China; gracias a una inversión sostenida,[27] ha reunido un fondo de más de 100.000 libros en PDF procedentes de unos 300 editores y 1000 autores[28] que se venden en China y en el exterior.[29] Hasta el momento no ha desarrollado un e-reader propio sino que ha preferido aliarse con Hanvon y operadores móviles para distribuir sus textos. Tong Zhilei, creador de ChineseAll, comprendió rápidamente que la piratería constituía un serio obstáculo contra su modelo de negocio; así, en 2005, fundó la Asociación China Contra la Piratería (COAPU) y logró decenas de victorias legales contra otros sitios que reproducían algunos de sus e-books sin autorización.[30] La pelea, según Tong Zhilei, debe ser incesante:

Una publicación electrónica es en sí misma una diseminación de contenidos digitales, y cada diseminación requiere de permisos. La esencia de la edición digital es el copyright digital. El copyright se vuelve entonces indispensable para la edición digital. Cada publicación constituye un proceso en el que se otorgan licencias y se negocian derechos. De modo que el mayor desafío es la piratería.[31]

También encontramos otros actores más pequeños pero muy dinámicos que comienzan a surgir fuera de China continental. Un ejemplo es la empresa taiwanesa Book11, fundada en junio de 2009 y que tiene a Chi-Lin Technology como accionista mayoritario. El proyecto busca convertirse en la principal plataforma internacional de venta de e-books en idioma chino. Las publicaciones distribuidas por Book11 son generalmente novelas e historietas, pensadas para cualquier tipo de dispositivo.

Como hemos visto, las plataformas chinas suelen actuar en diferentes frentes a fin defender sus modelos de negocio. Las distintas opciones son: 1) construir ecosistemas que articulan contenidos y hardware; 2) distribuir las publicaciones en la mayor cantidad de formatos posibles; 3) entablar demandas contra otros sitios en infracción; 4) exportar contenidos; 5) establecer alianzas con diferentes áreas estatales, ya sea con editoriales públicas como con establecimientos educativos.

Por cierto, trabajar con el sector público constituye una alternativa obligada en un país como China, donde el Estado conserva gran capacidad de acción: supervisa, regula, financia y transforma permanentemente casi todas las esferas de la vida económica y cultural. En la industria del libro, la apuesta del sector público por la reconversión a digital es manifiesta y merece ser analizada con detenimiento.


 

Notas    
  1. Cf. “Tech innovations boost digital publishing”, CNBroadcasting, 8 de octubre de 2010.
  2. Pero siempre bajo la estricta vigilancia del Estado. Al respecto, puede consultarse el informe de la consultora Synthesio de enero de 2011: Social media and censorship in China.
  3. Cf. http://bambook.sdo.com/.
  4. Cf. Miao Yang: , ifeng.com, 24 de agosto de 2010.
  5. Cf. Kefeng Xiao: , Do News, 25 de agosto de 2010.
  6. Cf. , .
  7. Cf. “Shanda Literature Sues Baidu Again”, Marbridge Consulting, 4 de noviembre de 2010.
  8. Cf. , China Publishing Today, 27 de octubre de 2010.
  9. Cf. Xiaoshan Liao: , Chinaxwcb, 27 de enero de 2011.
  10. Cf. “Shanda Sues Mop.com Over Qidian Content”, Pacific Epoch, 22 de octubre de 2007.
  11. Cf. “Shanda’s Mochi Media vs. Tencent: Has Piracy Gone Corporate?”, Digital East Asia, 22 de enero de 2011.
  12. Cf. Anne Zhang: “Shanda Literature: Making Money from Copyright”, China IP.
  13. Cf. , GAPP, 6 de diciembre de 2010.
  14. Cf. “Investor FAQs”, SNDA. Su símbolo en el NASDAQ es SNDA.
  15. Cf. “Shanda Literature: fiction from creative amateurs”, Frankfurt Book Fair.
  16. Cf. “Apabi Reader”, iTunes Preview.
  17. Cf. “DRM (Digital Rights Management)”, apabi.cn.
  18. Cf. “Penguin Group Makes Three Major International Announcements at The London Book Fair”, Penguin Blog (USA), 21 de abril de 2009.
  19. Cf. Chen Jing: “Tech innovations boost digital publishing”, China Economic Net, 27 de septiembre de 2010.
  20. Cf. http://www.wefound.com.cn/.
  21. Cf. “Founder’s Solution Package for Digital Publishing Made a Great Appearance at ICCIE”.
  22. Cf. “Shop”, Wefound. El precio incluye acceso a Internet y conexión permanente con el sitio de Apabi, durante tres años.
  23. Cf. , people.com.cn, 6 de diciembre de 2010.
  24. Cf. , GAPP, 5 de noviembre de 2010.
  25. Cf. , publishing.com.hk, 8 de septiembre de 2010.
  26. Cf. “China’s biggest e-reader maker Hanvon launches new online store in Taiwan”, The China Post, 28 de diciembre de 2010.
  27. Cf. Si Lin: “Chineseall.com Spends 10 Million Yuan on Copyright Deals”, China Publishing Today, 14 de diciembre de 2009.
  28. Cf. , .
  29. En 2009, OverDrive y Chineseall firmaron un acuerdo para distribuir obras en chino en bibliotecas públicas de EEUU. Cf. Andriani, Lynn: “OverDrive in Deal with ChineseAll”, Publishers Weekly, 18 de mayo de 2009.
  30. Cf. “Copyright wrongs”, China Cultural Industries.
  31. Cf. Li Wei: When COAPU is no longer needed, then we will be successful’—Interview with Tong Zhilei, Secretary General of COAPU”, China IP.

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