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India

La era digital: desafíos y propuestas

Lógicamente, no todos los editores indios expresan el mismo entusiasmo por las nuevas tecnologías. Por cierto, existe un elevado número de problemas que se repite en los testimonios recogidos. A continuación ofreceremos una breve descripción de estos inconvenientes, así como algunas propuestas destinadas a mitigarlos.

1) Para empezar, muchos editores aún no han digitalizado sus catálogos, en parte por miedo a la piratería. Vale la pena indicar que todos los editores indios contactados en nuestra encuesta subrayaron el tema de la piratería como uno de los peligros fundamentales de la edición electrónica. De cualquier manera, si bien es cierto que la digitalización podría fomentar las descargas no autorizadas de muchos materiales, hay que recordar que en la India la piratería representa un problema incluso para la edición papel: algunas fuentes aseveran que las copias ilegales de libros impresos en ese país superan el 25% de la producción total.[1] John Makinson, director de Penguin global, señala:

Lo que distorsiona el mercado de libros físicos en la India es la actividad de los piratas. No sólo canibalizan nuestras ventas, sino que imponen un techo a los precios. Éste es un asunto con el que siempre hemos tenido que lidiar.[2]

Probablemente haya que abordar la cuestión de la piratería dentro de un marco más amplio, teniendo en consideración la brecha que existe entre las demandas de los ciudadanos y la oferta que realmente está a su alcance. A fin de cuentas, la piratería es particularmente nociva para los modelos económicos que no tienen en cuenta el contexto en el cual se insertan. Distribuir e-books con DRM a 10 dólares en una región donde los libros en papel se venden a la mitad de ese monto es a todas luces un absurdo; si esos textos terminan circulando masivamente de forma no autorizada, ello significará dos cosas: a) que el modelo de negocio estaba mal pensado; b) que el público local se muestra ávido de consumir contenidos digitales, con lo cual será indispensable seguir explorando nuevas alternativas de comercialización. En este sentido, son interesantes las reflexiones de Ajit Balakrishnan, presidente de Rediff, respecto del futuro digital de la India:

Primero, hay que apuntar a los teléfonos móviles, pues representan el gran punto de inflexión. En segundo lugar, debemos pensar en diseñar productos masivos, no sólo para la elite sino para ese individuo común que maneja un scooter… éstas son las claves. No hay que preocuparse por nada más. El resto vendrá por sí solo.[3]

Dentro de este marco, se justificaría entonces organizar workshops sobre las diferentes cuestiones económicas vinculadas a lo digital: modelos de negocio, estrategia de precios, distribución a través de las plataformas existentes, entre otros temas que pueden resultar fundamentales para que los emprendedores indios aprovechen su gigante mercado doméstico, a la vez que los mercados internacionales de contenidos en idioma inglés –en particular EEUU y Reino Unido.

2) Muchos editores indios han manifestado también la necesidad de adquirir conocimientos sobre temas legales: precisan saber mejor qué derechos ceder, de qué forma hacerlo y qué contratos firmar con los grandes agregadores locales e internacionales. Por tal motivo, valdría la pena coordinar seminarios de formación en temas relacionados con contratos y derechos de autor en la era digital.

3) Un aspecto suplementario –bastante relacionado con los anteriores– tiene que ver con la dificultad que manifiestan múltiples empresas indias a la hora de construir marca, tal como se refleja en las declaraciones de Shinu Gupta y de Pradeep Palazhi antes referidas. India cuenta con empresas de servicios informáticos extraordinariamente pujantes, pero esto no siempre confluye en la creación de marcas sólidas, como sí ocurre con empresas de EEUU o Europa –de hecho, la imagen de marca de una empresa india de prestaciones IT daría la impresión de reforzarse por el mero hecho de abrir oficinas en EEUU. Sin marca, cualquier compañía sucumbe al proceso de commoditización de sus productos y servicios, es decir: termina compitiendo sólo por precio, algo que –como vimos– es insostenible. [4] Frente a esto, resultaría sumamente provechoso desarrollar talleres de consolidación de marcas, utilizando otros casos de países en desarrollo que sirvan de ejemplo.

 

4) Respecto de las complejidades técnicas implicadas en la producción de textos en lenguas regionales, las herramientas nativas y de código abierto que ya se encuentran en el terreno serán de enorme utilidad para los editores tradicionales que decidan emprender una migración a digital. Por ello, convendría difundir extensamente los logros de los actores más dinámicos –empresas de software, start-ups, editoriales digitales– y organizar actividades prácticas en las se que apliquen estos hallazgos a casos concretos.

5) Por último, habrá que presionar al sector público para que continúe invirtiendo en proyectos tendientes a reducir la brecha digital. Sin embargo, estas iniciativas deberían orientarse siempre a nutrir los “ecosistemas” nativos, de modo que cualquier financiamiento de hardware para distribución de contenidos escritos se realice en función de las necesidades y exigencias concretas de los lectores locales –en particular en lo que respecta a su lengua. Así, se verán favorecidos los usuarios y también los productores de contenidos, quienes encontrarán un eficaz estímulo para migrar a digital.


 

Notas    
  1. Cf. Mukherjee, Ritwik: “Book piracy reaches alarming levels in India”, Financial Chronicle, 3 de febrero de 2011.
  2. Cf. Sharma, Sanjukta: “John Makinson | Publishing in India is a step in the dark”, Livemint, 14 de abril de 2010.
  3. Cf. “Ajit Balakrishnan – Chairman Rediff.com On What Is Needed For Digital Media In India”, Youtube, 22 de enero de 2011.
  4. Sameer Sharif, director de Impelsys, empresa informática de origen indio basada en Bangalore y New York, lo expresa sin ambages: “Debemos esforzarnos por crear nuestra propiedad intelectual, en vez de ser meros proveedores de servicios”. Cf. Raghu, K.: “Bangalore firm gives digital life to cookie monster and friends”, Livemint, 7 de diciembre de 2009.

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