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Mundo árabe

Lo digital como oportunidad

Tal como sugerimos al examinar la situación de África subsahariana, los retos básicos de la edición en el mundo árabe –en este caso la ineficaz distribución analógica y la censura– pueden ser superados o al menos mitigados gracias a la incorporación de tecnología electrónica.

Respecto de las dificultades de distribución, es claro que lo digital permite una oferta potencialmente ilimitada. Como observa Sofiane Hadjadj, una vez producidos los archivos y subidos a una plataforma, éstos se hallan disponibles para cualquier usuario en el mundo –con sólo hacer click con el mouse. Por supuesto, están los problemas de pago, de promoción, etc., pero –agrega Hadjadj–, ésa otra cuestión. Lo más importante es que el libro se encuentre disponible.[1]

En relación con las trabas de la censura, numerosos editores confían en que lo digital proporcionará herramientas para superarlas. La oferta electrónica, ilimitada y de fácil acceso, contrasta con las restricciones del libro impreso, que debe amoldarse a los designios de la burocracia.[2] Así, lo digital será siempre más flexible que el libro o la revista en papel, aunque es cierto que los gobiernos también han aprendido a intervenir en la red: las plataformas de descarga pueden terminar bloqueadas, los sitios de los editores, hackeados; luego de las manifestaciones que tuvieron lugar en enero de 2011 en Egipto, han abundado las cuentas falsas de Facebook, los posts agresivos, los comentarios que contaminan los foros, entre otros.[3] Pero de todas formas, los blogs y otras modalidades de expresión digital han ganado tanto impulso en el mundo árabe que no resultará sencillo censurarlos en bloque de un modo efectivo. Un reciente estudio del Centro Berkman de Harvard establece que en la blogosfera regional abundan las discusiones de política doméstica y de religión: así, la potencia de lo digital permite que dos de los tres grandes tabúes de la edición papel logren liberarse de las ataduras impuestas por la censura analógica.[4]

Ramy Habeeb, por su parte, considera que la vía más rápida de aplacar los intentos de censura sería fomentar el desarrollo de emprendimientos digitales pujantes y económicamente viables:

Creo que la mejor forma de combatir la censura es construir un mercado. Luego de construir un mercado y de hacer de ésta una industria pujante y vigorosa, los censores serán interpelados por los nuevos actores. Pero esos organismos internacionales que levantan el dedo, encolerizados, exclamando ‘¡qué vergüenza!’… son poco efectivos. Construyan un mercado, hagan que el libro sea rentable y luego verán cómo las mismas fuerzas locales se ocupan de los censores…[5]

Por todo lo expuesto, lo digital puede significar una gran ocasión para la edición del mundo árabe. Sin embargo, los editores tradicionales no siempre consideran sencillo aprovechar las nuevas oportunidades. Los editores de Yemen, Egipto, Argelia y Líbano que han respondido a nuestra encuesta coinciden en señalar tres grandes obstáculos que impiden una reconversión del sector:

1) falta de capacitación sobre cuestiones digitales;

2) deficiencias en la infraestructura tecnológica;

3) falta de apoyo del sector público.

Uno de los encuestados sugiere incluso que la migración a digital podría dañar el entramado actual de librerías, lo que hace que el horizonte resulte no sólo enigmático sino también temido. Y es claro que en un contexto de desconocimiento, desamparo y miedo, pocos serán los editores tradicionales que se lancen a explorar la era electrónica.

Para sortear los obstáculos anteriores, podría avanzarse en estas direcciones:

1) procurar una formación lo más completa posible sobre temas digitales para los editores analógicos;

2) estimular la utilización de la infraestructura existente –en particular de la red móvil– y otras posibilidades que demandan una inversión relativamente moderada –como el POD;

3) recurrir a centros de I+D que ya existen en la región;

4) activar intercambios de experiencias entre editores analógicos, editores digitales y otros actores del mundo electrónico local –en particular programadores y start-ups de Internet;

Respecto del primer punto, existen numerosas instancias regionales de capacitación y vinculación profesional, que por cierto ya trabajan en el tema. En la sección consagrada a África mencionamos al CAFED, situado en Túnez; deberíamos aludir también a KITAB y a la Feria del Libro de Abu Dhabi[6] como algunos de los muchos actores relevantes en la formación de editores árabes. Sería fundamental que estas instituciones incluyan en sus temarios cuestiones tan urgentes como el tratamiento de metadatos, catalogación, software de edición y conversión a ePub en lengua local, entre otros.

En cuanto a 2), es evidente que se necesita muchísima más experimentación por parte de los editores: ensayos con nuevos formatos, nuevos canales, nuevos modelos de negocio, en particular con la plataforma celular. Seguramente se abrirá un proceso de “prueba y error”, pero sólo surgirá un mercado dinámico y un “ecosistema” editorial diverso si son los actores locales quienes primero se lanzan a hacerlo. El POD constituye otra tecnología prometedora, tal como numerosos analistas han señalado desde hace algún tiempo.[7] En efecto, con una inversión relativamente modesta, pueden instalarse imprentas de estas características en diferentes puntos de la región, y la red así conformada resultaría de gran utilidad para compensar la falta de librerías y distribuidores. La Biblioteca de Alejandría, en Egipto, ya ha incorporado máquinas POD (del modelo Espresso Book Machine) en sus instalaciones.[8] Dicho sea de paso, esta misma tecnología podría permitir a los editores locales imprimir sus libros en el exterior, de modo de satisfacer la demanda de compradores globales; para ello será necesario vincular a los editores árabes con las plataformas internacionales de distribución POD.

Para potenciar este camino de formación y experimentación combinadas será indispensable destinar recursos a investigación y desarrollo (I+D). Si bien muchos de los editores entrevistados advierten que el sector público no ha aportado demasiado a la reconversión del sector, en la región hay centros y laboratorios –tanto privados como estatales– que podrían hacer una contribución sustancial. A continuación presentaremos algunos ejemplos localizados en el Golfo Pérsico, específicamente en Qatar.

Qatar Foundation fue establecida en 1995 en Doha. Su misión es alimentar el capital humano “en una región cuyas necesidades y potencialidades en desarrollo son considerables”.[9] Esta institución invierte en diferentes programas de investigación en tecnología aplicada: medicina, energía, medio ambiente e informática. El departamento de computación indaga en áreas como la web 3.0, las redes sociales y otras herramientas enfocadas a la lengua árabe. Muchos de los programas de educación e investigación se realizan en conjunto con entidades internacionales como CERN, FITCH, y HEC.

Qatar Science & Technology Park, miembro de Qatar Foundation, aloja diferentes empresas tecnológicas y sirve de incubadora para start-ups. Además de proveer un espacio de trabajo en sus impresionantes instalaciones, QSTP brinda programas de apoyo para las compañías que necesiten desarrollar y comercializar tecnología. Cabe destacar que la institución ha desarrollado recientemente la plataforma electrónica “IQRA”, que alberga textos antiguos y modernos, tanto en árabe como en inglés.[10]

Por su parte, el Consejo Supremo de la Información y la Comunicación de Qatar (ictQATAR) está trabajando en un plan nacional de digitalización, a fin de resguardar el legado cultural local. Lo interesante es que estos materiales (textos, fotos, videos) serán puestos a disposición de los usuarios de forma gratuita, con una política explícita de inclusión digital.[11] El Consejo ha organizado numerosos seminarios sobre Open Access,[12] Creative Commons[13] y otros temas claves para la edición digital. Hessa Al-Jaber, secretaria general de ictQATAR, afirma al respecto:

Lo que hemos comprendido, en primer lugar, es que ninguna nación ni región posee un monopolio sobre la innovación y las nuevas formas de pensar. En un contexto adecuado, la mente puede florecer. No existe lugar del planeta que no posea una ventaja particular en plantear nuevas preguntas o explorar nuevas áreas. Allí donde hay individuos inteligentes, jóvenes y ambiciosos, habrá pensamiento original. Ésta es una buena descripción de Qatar –pero también de muchos otros sitios. Por lo tanto, en cualquier parte, cualquiera puede realizar una gran investigación y proponer nuevos abordajes, lo que representa algo maravilloso, pues significa que una nación y una región como la nuestra, que llegó al juego un poco más tarde que las demás, tiene las mismas probabilidades a la hora de competir. Si bien es difícil medir el impacto de la inversión nacional en I+D, algunos estudios sugieren que las compañías privadas ganan un 20% o 30% de retorno sobre sus inversiones en este rubro. Pensamos que a nivel nacional, los retornos pueden llegar a ser aun mayores.[14]

Las iniciativas que hemos descrito representan apenas una muestra del gran número de centros de I+D existentes en la región –muchos de los cuales pueden encontrarse en la lista de miembros de la Organización Árabe de las Tecnologías de la Información y la Comunicación–,[15] lo que refuta la opinión de que el mundo árabe carece de recursos tecnológicos propios para una eventual reconversión de su sector editorial.

Otra creencia infundada es aquella que postula que falta capital humano. En realidad –y siguiendo las reflexiones de Hessa Al-Jaber antes referidas–, en la región árabe abunda el potencial emprendedor. Alcanza con visitar los portales YallaStartUp o StartUpArabia para ver la variedad de proyectos web que se desarrollan en Medio Oriente y en África del Norte. Estas jóvenes empresas pueden resultar aliados insospechados para los editores, en tanto muchos de sus desarrollos se orientan a optimizar la experiencia de lectura y escritura digital en árabe.[16] Un ejemplo destacado es Yamli, fundado por Habib Haddad, un joven ingeniero libanés hoy residente en EEUU. Según relata Haddad, durante la guerra del Líbano de 2006, la mayoría de la información sobre los acontecimientos estaba disponible sólo en lengua árabe, de modo que para mantenerse actualizado era necesario efectuar búsquedas en ese idioma, algo que no resulta sencillo si se utiliza un teclado con caracteres latinos. En noviembre de 2007, después de varios meses de trabajo, Haddad inauguró el portal Yamli.com, que gracias a un motor de transliteración en tiempo real permite efectuar búsquedas en árabe pero empleando caracteres latinos. Para el ingeniero libanés, el proyecto ayudará a aumentar la penetración del idioma árabe en la web, ya que hasta hoy, la falta de equivalencias entre el árabe y el inglés creaba un círculo vicioso:

[El problema] comienza con la dificultad de escribir en árabe, lo que hace que menos personas realicen búsquedas en ese idioma, y a su vez los editores perciban menos ingresos.[17]

Son innumerables además los diseñadores y programadores que elaboran plugins, scripts y otras soluciones de software para uso libre de la comunidad web. Aquí podemos presentar al especialista qatarí Abdulrahman Alotaiba, creador de las extensiones Inline Text Direction o Arabic Links For Print, destinadas a mejorar la experiencia de escribir en árabe, tanto en digital como en formato impreso. En su sitio personal, Alotaiba declara:

Soy un gran creyente en el desarrollo de código abierto (…). Creo que no podría haber llegado a donde estoy actualmente, de no haber sido por la bendición de Alá y por la comunidad open source. Le debo tanto a la comunidad open source que le he dedicado a ella la mayoría de mis proyectos personales.[18]

El caso de Alotaiba y de otros muchos programadores demuestra que existen grandes recursos humanos en Medio Oriente y en el Norte de África que, en la medida en que ganen mayor renombre y se vinculen con el sector editorial, podrán acelerar el desarrollo de los diferentes proyectos de publicaciones electrónicas, para cualquiera de los soportes existentes: pantallas de computadora, e-readers, tabletas y teléfonos móviles.


Notas    
  1. Enero de 2011, citado supra.
  2. Son innumerables los ejemplos de libros prohibidos que terminan subidos a la web, para ser descargados gratuitamente. Cf. Daragahi, Borzou: “In Jordan, a bookstore devoted to forbidden titles”, Los Angeles Times, 15 de noviembre de 2010.
  3. Para una descripción detallada de las diferentes modalidades de censura digital aplicadas por los gobiernos de la región, ver: “Middle East and North Africa”, OpenNet Initiative.
  4. Cf. Etling, Bruce; Kelly, John; Faris, Robert y Palfrey, John: Mapping the Arabic Blogosphere: Politics, Culture, and Dissent, junio de 2009.
  5. Diciembre de 2010, citado supra.
  6. Kitab es una entidad conformada en 2007, por la acción conjunta de la Abu Dhabi Authority for Culture and Heritage y la Feria del Libro de Frankfurt. Su objetivo principal es la promoción del libro y la lectura en Abu Dhabi y los países vecinos. Entre otras actividades, se ocupa de organizar la Feria del Libro de Abu Dhabi, evento que ha ganado proyección internacional.
  7. Cf. Nawotka, Edward: “Is POD a Possible Answer to Book Distribution Barriers?”, Publishing Perspectives, 3 de marzo de 2010.
  8. Cf. “Choose a Book and Print it instantly”, Bibliotheca Alexandrina, 21 de febrero de 2007.
  9. Cf. “About Qatar Foundation”, Qatar Foundation.
  10. Cf. Agonia, Ailyn: “QSTP translates book from Latin to Arabic“, Qatar Tribune, 14 de diciembre de 2010.
  11. Cf. Al-Jaber, Hessa: Digitally Open: Innovation and Open Access Forum, 23 de octubre de 2010.
  12. Cf. “Digitally Open: Innovation and Open Access Forum“, ICT Qatar.
  13. Cf. “Sharing Digital Content in the Arab World”, ICT Qatar.
  14. Cf. Al-Jaber, Hessa: “The Government’s Role in Promoting ICT Research”, ICT Qatar, 12 de diciembre de 2010.
  15. Cf. “Member Sates”, Arab ICT Organization.
  16. También implementan sistemas de pago online, aplicaciones para celulares, entre otras herramientas que pueden ser de gran utilidad para la edición electrónica futura.
  17. Cf. Streit, Valerie: “Window Opens to Arabic Web”, CNN Sci Tech Blog, 14 de enero de 2009.
  18. Cf. Alotaiba, Abdulrahman: “Learn more about me”, Mawqey, the virtual home of Abdulrahman Alotaiba.

2 Comentarios

  1. thierry quinqueton

     /  27/08/2011

    Cette réflexion de Ramy Habeeb, je l’encadre et je la mets au dessus de mon bureau !
    “Je crois que la meilleure manière de combattre la censure est de construire un marché. Après que le marché soit construit et qu’une industrie forte et vigoureuse ait fait son apparition, les censeurs seront interpellés par les nouveaux acteurs. Mais ces organismes internationaux qui nous montrent du doigt avec colère en s’exclamant “quelle honte !”… ne sont pas d’une grande efficacité. Construisez un marché, faites que le livre soit rentable, et vous verrez comment les forces locales s’occuperont elles-mêmes des censeurs.”

    • octavio

       /  31/08/2011

      Tout à fait d’accord! Ce sera essentiel d’aller du bas vers le haut, de l’intérieur vers l’extérieur, si le but est de stimuler des “écosystèmes” numériques locaux durables et solides.

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