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América Latina

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Desafíos y propuestas: digitalización, formación y vinculación profesional

Si nuestra visión es correcta, la tecnología digital podría significar para los profesionales latinoamericanos un paso positivo, pues estas herramientas, utilizadas adecuadamente, ayudarían a potenciar las fortalezas y a mitigar las debilidades de la edición actual. Sin embargo, un eventual proceso de reingeniería digital del sector exigirá un considerable esfuerzo.

En primer lugar, los profesionales que busquen distribuir sus títulos en alguna de las modalidades digitales antes descritas deberán contar con todo su fondo convertido a formato electrónico. Entre los sellos de más años, en particular en el caso de los jugadores medianos y pequeños, la porción de títulos digitalizados es relativamente pequeña. Al presente existen muy pocas ayudas para el escaneo de fondos históricos, al contrario de lo que ocurre por ejemplo en Francia.[1] Aquí se justificaría entonces presentar informes a diferentes autoridades locales –ministerios de Educación, Cultura, Producción– a fin de conseguir apoyo para iniciativas de digitalización.

Por otro lado –tal como reconoció el 77% de nuestros encuestados latinoamericanos–, será indispensable poner en marcha actividades de capacitación que contribuyan a actualizar los métodos de trabajo de los sellos pequeños y medianos. Por ejemplo, la encuesta revela que los editores emplean muy pocas variantes de software por fuera de Microsoft Office y Adobe InDesign, y la utilización de herramientas personalizadas es casi nula. Otra dificultad se vincula con los insuficientes conocimientos jurídicos de los editores respecto de lo digital. Un caso típico surge en los contratos de derecho de autor. Son muy pocos los sellos medianos y pequeños que han modificado sus modelos de contrato a fin de comercializar sus obras en formato electrónico; lo que es peor, algunos han incluso comenzado a vender copias digitales sin haber firmado ningún addendum ad hoc con los autores, bajo la errada convicción de que cláusulas como “la obra podrá ser publicada en formato papel y en cualquier formato futuro” les otorga la facultad de hacer tal cosa con las versiones electrónicas. Como advierte Mónica Herrero, especialista en derecho de autor (Argentina y Brasil):

Muchas editoriales suelen incluir aquella leyenda del formato futuro, pero eso no sirve porque los derechos de autor se interpretan en forma restrictiva, es decir, si no está bien explicitado qué se cede, la interpretación será siempre (en caso de conflicto) a favor del autor, que es la parte que se considera más vulnerable.[2]

En otras ocasiones, los editores se sienten desconcertados con los contratos demasiado exigentes de ciertos agregadores digitales; en efecto, un editor puede estar acostumbrado a firmar convenios de exclusividad con distribuidores territoriales para sus libros en papel, pero el mismo proceder resulta muy arriesgado en el caso de la comercialización electrónica. Así, sería recomendable agregar en las actividades de capacitación temas relacionados con la nueva cadena del libro y sus modelos de negocio –muchos de ellos aún por inventarse. [3]

Estas iniciativas de actualización profesional deberían estar diseñadas en función de los actores locales y para ello se necesitaría el compromiso de instituciones que hoy operan en la región. Ya se han llevado adelante algunas experiencias interesantes en este sentido, como el Congresso do Livro Digital (San Pablo, marzo de 2010), la Tercera Conferencia Editorial, organizada por Opción Libros (Buenos Aires, septiembre de 2010) y la Primera Muestra Internacional del Libro digital (Bogotá, agosto de 2010).

Para no permanecer en un terreno puramente abstracto, las propuestas de formación tendrían que complementarse con actividades de vinculación profesional y comercial. Las ferias del libro pueden resultar un ámbito privilegiado de intercambio, pero hasta el momento estos eventos no parecen haber apostado por lo digital con ímpetu suficiente: un 26% de nuestros encuestados asignó un puntaje de 1 sobre 5 a la actualización tecnológica de las ferias locales, al tiempo que un 55% las calificó con un 2 sobre 5. Finalmente, si tenemos en cuenta que el 74% de los entrevistados reconoció que el diálogo con colegas de la región constituye su principal fuente de información, será en las ferias y en las diferentes jornadas profesionales locales adonde habrá que dirigir los mayores esfuerzos de transformación.

Estos encuentros y seminarios podrían ayudar a revertir la parálisis que suele reinar entre los sellos más tradicionales, e incluso despertar en ellos nuevamente la llama de vitalidad y el anhelo de exploración que probablemente hayan marcado sus orígenes, décadas atrás. Aunque por cierto, los “ecosistemas” surgidos de las diferentes iniciativas de digitalización, formación y vinculación profesional necesariamente habrán de integrar a nuevos actores del mundo digital –programadores, diseñadores web, desarrolladores de videojuegos, etc.– y, en este sentido, serán muy distintos a cualquier otra experiencia surgida en el pasado.

 


 

Notas    
  1. Ese país europeo ofrece considerables ayudas para la digitalización de fondos, principalmente desde el Centre National du Livre (CNL).
  2. Entrevista personal, febrero de 2011.
  3. También aquí puede aprenderse del caso francés: el Syndicat National de l’Édition (SNE) ofrece a sus miembros programas de actualización legal y fiscal, algo que resulta indispensable para las empresas que necesiten adaptarse a la era electrónica.
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3 Comentarios

  1. En ciertos países Latinoamericanos, respecto a las ediciones digitales aún estamos como cuando recién entró la computadora y los softwares especializados a la edición de libros: totalmente desorientados.
    Las noticias se consiguen a través de la red o de muy pocos cursos por lo común en el extranjero. No hay capacitación en ninguna de las áreas necesarias para la generación-comercialización de libros. Tarea pendiente para las Cámaras del libro nacionales.

  2. thierry quinqueton

     /  27/08/2011

    La question du soutien public à la numérisation des fonds par les maisons elles mêmes (et non par google…) est effectivement un des outils clefs de toute politique publique qui porterait la préoccupation de la bibliodiversité dans ce contexte de montée en puissance de la circulation numérique des savoirs.

  3. thierry quinqueton

     /  27/08/2011

    Et oui, encore, le soutien à la mise en place de contrats juridiques (adaptés aux contextes juridiques de chaque pays ou région) est également une question clef.

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