• Tabla de contenidos

    • [+]Preliminares (3)
    • [+]Introducción (4)
    • [—]América Latina (13)
    • [+]África Subsahariana (9)
    • [+]Mundo árabe (11)
    • [+]Rusia (11)
    • [+]India (11)
    • [+]China (9)
    • [+]Conclusiones (6)
    • [+]Anexos (1)

América Latina

Grandes agregadores

Resulta interesante observar que la mayor parte de los e-books vendidos por las tiendas latinoamericanas proceden de agregadores externos, en particular de España, EEUU e Inglaterra. En los países de habla hispana, las principales librerías virtuales consiguen sus fondos gracias a Publidisa (España), que cuenta con más de 20.000 títulos en catálogo.[1] En general, la desproporción entre contenidos locales e importados es considerable, hecho que ha suscitado encendidos debates. En primer lugar, numerosos lectores se quejan del poco interés que presentan para ellos los e-books disponibles. Por otra parte, el elevado precio de las obras, originalmente en euros, dólares o libras, inhibe cualquier deseo de compra.[2]

Entre las pocas iniciativas locales de agregación debemos mencionar a Xeriph, empresa también fundada por Carlos Eduardo Ernanny, de Gato Sabido. Los fondos invertidos en el proyecto son 100% brasileños, aunque la plataforma cuenta con numerosos proveedores externos: el soporte técnico, por ejemplo, se realiza en la India. Al igual que los libros vendidos por Gato Sabido, los fondos distribuidos por Xeriph se comercializan con DRM de Adobe, al precio establecido por el editor. De todos modos, Ernanny exhorta a los editores locales a adaptar sus modelos de negocio a los nuevos tiempos, para evitar el mismo problema de sobreprecio que hallamos en las plataformas internacionales:

En este momento, las editoriales intentan trabajar con los márgenes de un mercado condenado a la extinción. El modelo debe ser repensado y confrontado. Ignorar estas mutaciones o no escuchar al consumidor es un suicidio institucional.[3]

 

Otra plataforma, también brasileña, es Distribuidora de Livros Digitais (DLD), de reciente creación. Se trata de una iniciativa originalmente desarrollada por Objetiva, Record y Sextante, a las que luego se sumaron Planeta, Moderna y Rocco. Estas editoriales representan el 50% de la edición tradicional de Brasil.[4] Siguiendo el modelo de Libranda (España) y con una inversión proyectada de más de 1 millón de dólares, DLD sólo abastecerá a librerías[5] y apunta a ocupar un lugar preponderante en el mercado del libro digital brasileño. Vale la pena notar que la política de precios alentada por DLD es inversa a la de Xeriph, tal como se desprende de declaraciones de Sergio Machado, presidente del grupo Record:

Las librerías, sobre todo las nacionales, estaban muy preocupadas por la amenaza de Amazon. Una de nuestras prioridades es evitar que haya canibalización de precios en Brasil, por medio de la competencia desleal.[6]

 

Lo que parece derivarse de esta crítica contra la “canibalización” es que DLD buscará impedir que los precios de los e-books se desplomen. Claro que la única forma de lograr este resultado sería o bien mediante una ley de precio fijo para el e-book o bien a través de convenios de exclusividad, de modo que un editor no entregue sus archivos a más de un distribuidor, al igual que ocurre hoy con Libranda en España. Habrá que ver entonces cuál de los dos modelos de negocio y de precios predominará: si el de DLD –precios regulados, sin competencia– o el de Xeriph –precios adaptados a las demandas de los lectores, que exigen e-books más económicos.

Con respecto a los formatos, los e-books producidos por editores latinoamericanos se distribuyen generalmente en PDF, y tan sólo una pequeña porción se comercializa en ePub.[7] Este hecho puede explicarse por la relativa facilidad de exportar un libro a PDF, a partir de los programas de maquetación más utilizados en la región (InDesign y, en menor medida, QuarkXPress). Pocos editores cuentan hoy con el know-how necesario para convertir sus libros a ePub, motivo por el cual se ven obligados a tercerizar ese servicio en diferentes proveedores, a un costo que oscila entre los 50 y los 100 dólares por título.[8] De modo que, mientras las ventas no justifiquen un cambio de estrategia, la mayor parte de los editores continuará produciendo sus e-books en PDF.


Notas    
  1. Cf. Conexión Publidisa, octubre de 2010.
  2. En un artículo aparecido en Publishing Perspectives, la editora argentina Julieta Lionetti describe este fenómeno a través de un ejemplo contundente: esas grandes bases de ebooks en las que no figuran títulos locales obligan a los lectores a conformarse con textos como el Auxiliar Administrativo del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz, que a febrero de 2011 se vende a casi 15 dólares. Cf. Lionetti, Julieta: “In Argentina, E-books Are Sexy! (But You Can’t Find Them Anywhere)”, Publishing Perspectives, 15 de octubre de 2010.
  3. Cf. Gugelmin, Felipe: “Por que livros digitais ainda são tão caros?”, Baixaki, 26 de noviembre de 2010.
  4. Cf. Abos, Marcia: “Cinco das maiores editoras do país assinam contrato para a Distribuidora de Livros Digitais”, O Globo, 14 de junio de 2010.
  5. Es decir, trabajará estrictamente bajo un modelo B2B.
  6. Cf. Victor, Fabio: “Nova distribuidora de livros digitais planeja investir R$ 2 milhões até 2011”, Folha, 9 de junio de 2010.
  7. Según Richard Uribe Schroeder y Sandra Villamizar Mantilla, “al indagar respecto a la penetración de los libros digitales en las editoriales iberoamericanas, 25% de las empresas entrevistadas están publicando en formato digital. El formato más usual en esta modalidad es el PDF, utilizado por 68% de las editoriales; por su parte, el formato e-pub fue utilizado por 18% de las empresas”. Cf. CERLALC, op. cit., octubre de 2010, p.11.
  8. Los mismos agregadores suelen ofrecer este tipo de servicios.

1 Comentario

  1. thierry quinqueton

     /  27/08/2011

    J’aime bien la réflexion de Felipe Gugelmin que tu cites : certains acteurs se comportent vis à vis des marchés de l’édition électronique “en attendant des marges de profit caractéristiques d’un marché condamné à l’extinction”.
    On pourrait d’ailleurs appliquer parfois la même expression à certains financiers de grands groupes vis à vis de l’activité éditoriale : il faudrait que cela “rende tout de suite”.
    Ah Woody Allen : take the money and run!

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